Partners29/07/2025

Bacterias que alimentan el futuro y revolucionan la nutrición animal

En un contexto marcado por retos sanitarios, regulatorios y medioambientales, la empresa TIMAC AGRO —partner del COIAL—presenta un proceso innovador de I+D+i que transforma bacterias extraídas del aparato digestivo de animales excepcionalmente sanos en soluciones nutricionales avanzadas para alimentación animal. Esta propuesta natural y eficaz nace como respuesta a las necesidades del sector ante los cambios legislativos europeos, culminando en productos que impactan de manera positiva la salud digestiva y el rendimiento productivo animal.

La prohibición de antibióticos para promover el crecimiento

El punto de partida fue un cambio legislativo. En 2006, la Unión Europea prohibió el uso de antibióticos como promotores del crecimiento en la ganadería. Hasta entonces, estos compuestos se empleaban para controlar patógenos y facilitar una mejor conversión alimenticia. Ángel Antolín, responsable de marketing de Ganadería de TIMAC AGRO, recuerda que se prohibieron “por su contribución al fenómeno de las resistencias antimicrobianas”. Ante esta nueva realidad, la empresa entendió la necesidad de anticiparse y buscar alternativas que no solo suplieran los antibióticos, sino que además promovieran la salud digestiva desde un enfoque natural y sostenible. “Empezamos a trabajar en soluciones que favorecieran una mayor salud digestiva de forma natural, para garantizar la productividad y bienestar de los animales”, asegura.

La primera línea de investigación se centró en las algas, con un proceso propio de extracción, tratamiento y de algas recolectadas en zonas del norte de Francia. Esta experiencia fue clave para dar el salto posterior: abordar la microbiota digestiva como fuente principal de salud y productividad. “Seleccionamos especies con capacidades, inmunoestimulantes y prebióticas, y conseguimos estandarizar procesos para obtener extractos activos y estables”, añade Antolín.

Animales excepcionalmente sanos

El siguiente paso fue identificar bacterias beneficiosas presentes de forma natural en animales con una salud digestiva excepcional. Para ello, se buscaron animales en explotaciones libres de antibióticos, con longevidad destacada y mínimos problemas sanitarios. “Lo que nos interesaba era el ecosistema microbiano que los mantenía en tan buen estado”, explica. De esta forma, se puso en marcha un proyecto sistemático de muestreo y análisis de la microbiota de estos animales, con la colaboración de veterinarios y científicos externos. Las muestras se tomaron directamente del tracto digestivo de animales vivos mediante procedimientos inocuos y fueron trasladadas al laboratorio para su estudio.

El aislamiento y la caracterización de cepas bacterianas se convirtieron en tareas de alta complejidad técnica. Esta selección no es aleatoria, sino que cada cepa se evalúa en condiciones in vitro.

La producción industrial

El proceso continúa con la producción industrial, un paso que implica un desafío importante: multiplicar estas cepas en grandes volúmenes sin perder sus propiedades funcionales. “Cada bacteria tiene unas condiciones óptimas de crecimiento —señala Antolín—, que se recrean en fermentadores donde se inoculan las bacterias en sustratos vegetales cuidadosamente seleccionados y se controla temperatura, humedad, presión y pH para optimizar la producción”, explica.

Un aspecto fundamental del proceso es la estimulación de las bacterias beneficiosas productoras de postbióticos mediante exposición a patógenos, lo que provoca que produzcan los metabolitos bioactivos que realmente interesan. Aquí entra en juego la inteligencia artificial (IA), utilizada para analizar bibliografía y datos experimentales y diseñar protocolos óptimos de estimulación. “Con la IA decidimos qué patógeno usar y en qué condiciones para que las bacterias produzcan al máximo las sustancias beneficiosas”, detalla Antolín. Así se logra maximizar la producción de metabolitos como bacteriocinas, ácidos grasos de cadena corta y exopolisacáridos.

Células inanimadas o fragmentos celulares en el pienso

Respecto a qué es exactamente lo que se incorpora en el pienso, Antolín lo aclara: “No son bacterias vivas, sino células inanimadas, fragmentos celulares con los metabolitos bioactivos que producen”. Esto implica que el producto final no contiene microorganismos vivos. La incorporación de células inactivadas junto con metabolitos funcionales es lo que confiere al producto su valor.

Entre los metabolitos producidos destacan los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), principalmente ácido acético, propiónico y butírico. Además, las bacteriocinas, proteínas con actividad antimicrobiana selectiva, inhiben patógenos como Escherichia coli y Salmonella, favoreciendo un microbioma equilibrado y sano. “Las bacteriocinas son como una defensa natural que ayuda a controlar los patógenos y a mantener la salud intestinal”, añade. También se producen exopolisacáridos, los cuales modulan la respuesta inmunitaria y regulan la inflamación, manteniendo la salud de la mucosa”, añade.

Efecto inmunomodulador

Este conjunto de metabolitos tiene además un efecto inmunomodulador. Algunos atraviesan la mucosa digestiva y actúan a nivel sistémico, estimulando el sistema inmune del animal y regulando respuestas inflamatorias. “No solo actúan localmente en el intestino, sino que tienen efectos a nivel general que mejoran la resistencia del animal a enfermedades”, explica Antolín.

Para validar la eficacia real de estos productos, Timac Agro realiza ensayos en granjas convencionales y colaboraciones con organismos como el CSIC. “Probamos los productos en condiciones reales para medir mejoras en producción, índices de conversión, reducción de enfermedades y emisiones de gases contaminantes”, señala Antolín. Los resultados hasta la fecha son prometedores, con mejoras en producción superiores al 10% y reducción notable de patologías.

Actuar en el lugar correcto y con la intensidad necesaria

La formulación final de los productos incluye excipientes que protegen a los metabolitos durante su tránsito, asegurando que lleguen activos y en concentración suficiente. “No se trata solo de añadir estos componentes funcionales, sino garantizar que actúen en el lugar correcto y con la intensidad necesaria”, explica Antolín.

Este proyecto ejemplifica una nueva vuelta de tuerca en la nutrición animal, basada en el conocimiento profundo de la microbiota digestiva y la aplicación de tecnologías avanzadas como la IA para optimizar la producción biotecnológica. “Estamos gestionando un ecosistema vivo y dinámico con precisión científica para obtener un impacto real en la salud y productividad de los animales”, se ufana Antolín.

Además, esta innovación tiene un fuerte componente sostenible. Al reducir antibióticos, mejorar la eficiencia digestiva y rebajar las emisiones de gases como el metano, se alinea perfectamente con los objetivos del Pacto Verde Europeo. “Contribuimos a una ganadería más rentable y responsable, con animales más sanos y productos más seguros para el consumidor”, remata Antolín.