Ingeniería de biosistemas: la fuerza invisible detrás de la logística y la distribución
Durante años, la imagen de la ingeniería agronómica se asociaba casi en exclusiva al campo y, en menor medida, a la industria agroalimentaria. Pero nuestra profesión siempre ha ido más allá. La conservación de los alimentos, su transporte y su llegada al consumidor forman parte de ese trabajo silencioso que, aunque menos visible, es esencial. Hoy, en plena globalización de los mercados, esa faceta ha cobrado una relevancia decisiva. La ingeniería de biosistemas que desarrollamos los ingenieros agrónomos se está desplegando con fuerza en la logística y la distribución, porque ahí es donde se juega gran parte del valor de todo lo que se produce.
Más de 1.300 contenedores de cerezas echados a perder
El caso del Maersk Saltoro, el barco cargado de cerezas chilenas que quedó estancado en mitad del Pacífico en 2024, lo ilustra a la perfección. Más de 1.300 contenedores, valorados en más de cien millones de dólares, perdieron su valor comercial por un retraso de más de cincuenta días. Un fallo mecánico arruinó la campaña de decenas de exportadores. Lo ocurrido puso de manifiesto que el esfuerzo de producir y transformar con calidad puede quedar en nada si la logística falla.
Sin embargo, también demostró el papel que puede jugar la ingeniería en esa fase crítica. Hispatec, partner del colegio y empresa formada en gran parte por ingenieros agrónomos, mostró cómo su plataforma de monitorización podía marcar la diferencia. Saber en todo momento la temperatura y la humedad dentro de un contenedor, detectar la concentración de gases o registrar la apertura de puertas permitió a una empresa exportadora reaccionar antes, negociar con datos fiables y recuperar parte de su mercancía. Como explicó Miquel Villanueva, ingeniero agrónomo y director de marketing de Hispatec, “cuando se produce un incidente como el del Maersk Saltoro, la diferencia la marca tener datos fiables. Nuestro cliente pudo negociar con las autoridades chinas en base a hechos, no suposiciones”.
La ingeniería que hay detrás de cada envío
Lo importante no es solo la tecnología, sino la ingeniería que hay detrás. Porque controlar una cámara frigorífica no se reduce a regular máquinas, sino a comprender cómo respira una fruta, cómo afecta la humedad a su piel, cómo varía su metabolismo con el oxígeno o el CO₂. Esa es la esencia de la ingeniería de biosistemas: entender y gestionar las interacciones entre lo biológico, lo físico y lo tecnológico. Y esa es la razón por la que los ingenieros agrónomos hemos estado siempre presentes en esta fase, aunque ahora se reconozca más que nunca su importancia.
En un mercado internacional cada vez más competitivo y hostil, donde un retraso puede generar rebajas unilaterales o rechazos arbitrarios, la logística y la distribución han pasado a ser determinantes. Y ahí los ingenieros de biosistemas tenemos todavía mucho recorrido, porque somos quienes podemos integrar climatización, conservación, trazabilidad y calidad en un mismo sistema.
La ingeniería agronómica no se detiene en la producción, ni en la industria de transformación: acompaña a los alimentos hasta el consumidor final. Lo ha hecho siempre, aunque ahora esa función sea más visible y más estratégica. Y esa es precisamente la fuerza de nuestra profesión: somos los ingenieros de los biosistemas, los que conocemos en profundidad todo lo que ocurre en la cadena, desde antes de sembrar hasta el momento de consumir.
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