“Integrar regulación, fisiología y datos: la clave para la nueva agronomía aplicada”

Ana Quiñones forma parte del claustro del V Programa Experto Profesional en Bioestimulantes y Biocontrol del COIAL, donde coordina tres módulos clave: marco legislativo, bioprotección frente a estreses abióticos y encuentros con empresa. Su combinación de experiencia científica, regulatoria y aplicada ofrece a los alumnos una visión integrada que conecta fisiología, normativa y realidad empresarial.

Ana, coordinar tres módulos tan distintos —marco legislativo, bioprotección frente a estreses abióticos y encuentros con empresa— te permite tener una visión transversal del programa. ¿Por qué crees que esta combinación es tan valiosa para un ingeniero agrónomo que quiere crecer profesionalmente?

Coordinar tres módulos tan distintos, entre otros muchos que comprende el curso, me permite tener una visión muy completa del programa y entender qué aporta realmente a los profesionales que lo cursan. Esta combinación es especialmente valiosa porque el alumno recibe, por un lado, una base sólida sobre el marco legislativo, imprescindible para saber cómo se clasifica y posiciona un producto y qué requisitos debe cumplir antes de llegar al mercado. Por otro lado, el módulo de bioprotección frente a estreses abióticos les proporciona un conocimiento profundo de cómo actúan los bioestimulantes sobre la fisiología de la planta en situaciones reales de estrés, algo clave para interpretar resultados, diseñar estrategias eficaces y entender la lógica agronómica detrás de cada recomendación. A esto se suma una parte que considero diferencial: los Encuentros con empresa. En ellos, las compañías explican sus productos desde la perspectiva regulatoria, muestran cómo funcionan en aplicaciones reales y comparten su experiencia de uso a nivel global. Para los alumnos, poder contrastar el conocimiento científico y regulatorio con la visión práctica y estratégica de la industria es fundamental para crecer profesionalmente. En conjunto, esta transversalidad hace que el ingeniero agrónomo adquiera una visión integrada —regulación, fisiología aplicada y realidad empresarial— que es exactamente la que demanda hoy el sector para asumir mayores responsabilidades o dar un salto profesional.

En el módulo sobre el marco legislativo de la nutrición de los cultivos, ayudas a los alumnos a entender un entorno normativo cada vez más exigente. ¿Qué errores o dudas habituales detectas en el sector y cómo los resuelve esta formación?

El entorno regulatorio de los agronutrientes y bioestimulantes es cada vez más exigente y dinámico. En el sector veo dos errores recurrentes: pensar que todos los productos se regulan igual y no diferenciar bien entre la norma europea de productos fertilizantes, las categorías nacionales o lo que implica un biocontrol; y llegar tarde a la regulación, es decir, empezar a diseñar un producto sin considerar desde el inicio los requisitos normativos, algo que después encarece, retrasa o limita su acceso a mercado. Este módulo ayudará a los alumnos a interpretar la normativa de forma práctica, a anticiparse y a “hablar el mismo idioma” que departamentos regulatorios, empresas y administraciones.

Esta combinación es especialmente valiosa porque el alumno recibe, por un lado, una base sólida sobre el marco legislativo… y por otro, un conocimiento profundo de cómo actúan los bioestimulantes sobre la fisiología de la planta

El bloque de bioprotección frente a estreses abióticos reúne a investigadores de referencia que trabajan en mecanismos de tolerancia, resiliencia y respuestas fisiológicas. ¿Qué aporta este módulo a profesionales que quieren tomar decisiones basadas en evidencia y no solo en práctica de campo?

Este módulo aporta algo fundamental: la capacidad de interpretar la respuesta de la planta al estrés con rigor. En el programa no solo se estudia el efecto de los bioestimulantes en la bionutrición o la fitoestimulación —además de su papel en estrategias de biocontrol—, sino que se incluye también una dimensión clave: la bioprotección en todos los escenarios que plantea el nuevo contexto climático, desde salinidad y sequía hasta calor extremo o acumulación de CO₂. Para los profesionales que quieren tomar decisiones basadas en evidencia, disponer de este conocimiento fisiológico y de los mecanismos que explican por qué una planta responde como lo hace es lo que permite pasar de la intuición a un diagnóstico sólido y replicable.

Cada sesión de bioprotección aborda un tipo de estrés específico (salinidad, calor, caliza, asfixia radicular, metales pesados…). ¿Por qué es clave que un técnico domine el comportamiento de la planta frente a estos escenarios reales?

Los estreses abióticos no son escenarios lejanos ni conceptuales; son condiciones hacia las que nos dirigimos de forma cada vez más frecuente debido al cambio climático y a la intensificación de los sistemas agrícolas. Por eso es fundamental que un técnico esté familiarizado con cómo se comporta la planta frente a salinidad, calor, exceso de caliza, asfixia radicular o presencia de metales pesados. Comprender estas respuestas fisiológicas permite anticiparse, diagnosticar mejor y seleccionar estrategias que realmente funcionen en campo. Dominar estos escenarios es lo que marca la diferencia entre aplicar soluciones de forma genérica o diseñar intervenciones adaptadas a las limitaciones reales del cultivo.

El entorno regulatorio de los agronutrientes y bioestimulantes es cada vez más exigente y dinámico

Coordinas también los Encuentros con empresa, donde participan compañías líderes, y los alumnos pueden interactuar directamente con equipos técnicos y de I+D. ¿Qué diferencia este formato de cualquier otra formación y qué oportunidades abre para quienes buscan dar un salto profesional?

Los Encuentros con empresa son un formato único porque permiten un intercambio directo y muy transparente entre alumnos y compañías líderes del sector. Las empresas presentan casos reales, explican cómo trabajan y qué retos tienen en I+D, regulación y desarrollo de mercado. Pero, además, estos encuentros ofrecen algo de enorme valor: las empresas —potenciales empleadores de nuestros alumnos— pueden escuchar de primera mano sus inquietudes, su forma de analizar casos y su criterio técnico, lo que genera un feedback muy útil para mejorar futuros desarrollos y ajustar las soluciones a las necesidades reales del campo.

Una de las claves de este programa es que conecta ciencia, regulación, fisiología y mercado. ¿Por qué crees que esa integración es imprescindible para trabajar en bioestimulantes, bioprotección o nutrición avanzada en 2026?

La industria de bioestimulantes, bioprotección y nutrición avanzada requiere profesionales que sean capaces de integrar bases fisiológicas, agronómicas y medioambientales, junto con el conocimiento regulatorio y la visión del mercado. En un sector donde la validación experimental, la sostenibilidad y el cumplimiento normativo marcan el ritmo, es indispensable comprender cómo se comporta la planta, qué exige la legislación y cómo se posiciona un producto dentro de un contexto competitivo global.. Esa integración es lo que permite desarrollar soluciones eficaces y con verdadero recorrido comercial.

Este módulo aporta algo fundamental: la capacidad de interpretar la respuesta de la planta al estrés con rigor

Con tu trayectoria en IVIA, especialmente en fertilidad del suelo, nutrición vegetal y economía circular, ¿qué competencias técnicas consideras imprescindibles hoy para alguien que quiera entrar en departamentos de I+D+i, Regulatory o Market Access?

Con mi experiencia en fertilidad del suelo, nutrición vegetal y economía circular, veo tres bloques de competencias imprescindibles: fisiología avanzada y manejo del suelo: entender cómo los nutrientes, el estrés y el microbioma condicionan la productividad; criterio regulatorio sólido: no hace falta ser experto, pero sí comprender los requisitos, las categorías de producto y la documentación necesaria; y capacidad de análisis e interpretación: datos, ensayos, estadística básica y criterio para evaluar evidencia. A esto se suma una competencia transversal que marca diferencias: saber comunicar técnicamente con precisión y sin perder rigor regulatorio.

Comprender estas respuestas fisiológicas permite anticiparse, diagnosticar mejor y seleccionar estrategias que realmente funcionen en campo

Para quienes todavía dudan entre formarse o no en este ámbito, ¿qué les dirías sobre lo que este programa puede significar para su carrera, especialmente en un sector que está cambiando tan rápido y que demanda perfiles cada vez más especializados?

Estamos en un sector que evoluciona con rapidez y que demanda perfiles cada vez más especializados en innovación, investigación y desarrollo de soluciones técnicas avanzadas. Esta formación ofrece una visión global que hoy es necesaria para quienes quieran trabajar en bioestimulantes, bioprotección, nutrición vegetal o regulación. No se trata solo de actualizar conocimientos, sino de adquirir el perfil profesional completo que la industria va a necesitar en los próximos años y que abrirá nuevas posibilidades de crecimiento dentro del sector.


Programa experto profesional en bioestimulantes y biocontrol

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