“La Albufera no estará bien hasta que recupere su vegetación y fauna originales”
Desde el COIAL venimos diciendo desde hace tiempo que los ingenieros agrónomos somos los ingenieros de los biosistemas. La Albufera de Valencia es uno de los más complejos y ricos de nuestro territorio. Por eso, en el colegio siempre nos hemos interesado por su gestión y su conservación. También hemos participado en iniciativas que contribuyen a dar visibilidad a los problemas de esa laguna singular. Recientemente nos hemos adherido a la iniciativa XL Albufera, promovida por el diario Las Provincias, que incluye la celebración de simposios y la redacción de un decálogo —firmado por 150 entidades, entre ellas el COIAL— a cargo de cinco especialistas entre los que no podía faltar un ingeniero agrónomo: Miguel Jover, catedrático de Acuicultura de la UPV, quien ha desarrollado diferentes proyectos de investigación en la laguna. Lo entrevistamos con motivo de la celebración, este mes de junio, del 4 simposio XL Albufera.
¿Cómo definirías el estado actual de la Albufera?
Hace tiempo que se dijo que la Albufera estaba enferma, y lo cierto es que no mejora. Hay algún parámetro cualitativo, como la clorofila, y de vez en cuando aparece algo de vegetación sumergida, pero la laguna no recupera su antiguo esplendor. Desde que comenzaron los vertidos en los años 70 y 80, desapareció toda la vegetación acuática, así como se redujeron las poblaciones de especies como las anguilas y las lubinas. La Albufera no ha vuelto a ser la misma. Así que no podemos decir que está bien hasta que no recupere ese estado primigenio, con su vegetación y fauna acuáticas en equilibrio.
Pero cuando uno visita la Albufera, especialmente al atardecer, parece un lugar lleno de vida…
Uno puede llevarse la idea equivocada de que todo está bien cuando observa el lago: en los atardeceres desde la Gola del Puchol, o viendo el paso de las barcas. Pero, en realidad, la Albufera, bajo el agua, no está bien. Lo que hay que hacer es abordar los problemas de calidad y cantidad del agua, así como los sedimentos acumulados en el fondo.
Hay que abordar los problemas de calidad y cantidad del agua, así como los sedimentos acumulados
Hablemos de la DANA de 2024. ¿Qué impacto tuvo en la laguna? ¿Tardarán mucho en desaparecer los efectos?
En eso estamos trabajando. La Conselleria de Medio Ambiente ha encargado un proyecto de investigación a las dos universidades públicas valencianas, y estamos estudiando qué es lo que está pasando. Es decir, queremos conocer cuál es la situación real y proponer medidas para mejorar la Albufera. Lo cierto es que con la DANA llegó una gran cantidad de agua. Al principio era agua relativamente contaminada, por los arrastres superficiales, pero después, la gran cantidad de agua contribuyó a limpiar. Otra cosa son los restos que ha traído: residuos depositados en los campos, envases de productos de todo tipo… y eso puede haber tenido un efecto en toda la cadena trófica, que estamos analizando. De hecho, el subproyecto que yo coordino pretende estudiar qué contaminantes aparecen en los peces como consecuencia de esos vertidos. Por otra parte, también ha llegado un arrastre de sedimentos que ha generado entre 5 y 8 centímetros de acumulación en algunas zonas del fondo. Y bueno, si no se retira, eso se quedará ahí para siempre.
¿Estos sedimentos son perjudiciales?
Parece que esos sedimentos han cubierto lo que había antes y, de momento, esto parece haber tenido un efecto positivo, porque el fósforo que estaba presente en los sedimentos antiguos, y que se movilizaba originando una gran proliferación de fitoplancton, ahora está atrapado bajo la nueva capa de sedimento. Pero bueno, esto es temporal, en cuanto venga un episodio de poniente fuerte y se remueva todo, volveremos al mismo problema. Como siempre, cuando hay temporal de poniente, el fondo se agita, el agua se enturbia y se vuelve marrón. Y ese es el gran problema que arrastramos desde hace 40 años: con esa combinación de exceso de fitoplancton y sedimentos acumulados en el fondo, no hay forma de que el agua se mantenga clara ni de que la vegetación sumergida estable pueda volver a aparecer.
Falta voluntad política y buena gobernanza para aplicar soluciones técnicas
¿Cuál es la receta prioritaria para recuperar la Albufera según vuestro decálogo?
Receta mágica no hay, pero técnicamente está claro por dónde hay que empezar: lo fundamental es actuar sobre la cantidad y calidad del agua, y sobre la limpieza de los sedimentos. Primero eso. Después, es esencial evitar nuevos vertidos. Los vertidos de hace años, con el colector perimetral, se redujeron en parte, pero ese sistema está sobrepasado. Cuando hay lluvias intensas, el colector rebosa y llegan contaminantes a la Albufera. Por eso, los tanques de tormenta son fundamentales. Hay infraestructuras proyectadas —y algunas incluso terminadas, como esos tanques de tormenta— que no se ponen en funcionamiento. No sé muy bien por qué: si por problemas logísticos, por trabas burocráticas… pero no tiene ninguna explicación. Desde el punto de vista técnico, insisto: hay que garantizar calidad y cantidad de agua, gestionar bien los sedimentos y reducir los vertidos, que todavía llegan al lago al no estar separadas algunas redes de desagües y pluviales. Pero para que estas soluciones técnicas se apliquen, faltan dos cosas: por un lado, voluntad política, y por otro, una buena gobernanza. Las administraciones deben ponerse de acuerdo de una vez, independientemente del color político, tanto a nivel local como autonómico y estatal.
¿Y el aspecto económico? ¿Cómo encaja en este plan?
Uno de los puntos clave que se ha incluido en ese decálogo es la necesidad de un plan de recuperación con dotación económica. Porque si no, todo queda en agua de borrajas. Con este proyecto vinculado a la DANA deben plantearse soluciones, pero si esas soluciones no están valoradas económicamente y asumidas por las administraciones, se podrá hacer poco o nada.
Es necesaria la retirada de sedimentos en zonas clave para recuperar el flujo natural del agua
Hablemos de la anguila, especie histórica de la Albufera. ¿Por qué está desapareciendo?
La anguila es el emblema de la Albufera. Desde hace tiempo estamos estudiando sus poblaciones, observando cómo evolucionan las capturas y la población en sí, e intentando, en la medida de lo posible, defender a los pescadores en relación con las restricciones de pesca, pues en el pasado se pescaban hasta 120 toneladas de anguila al año, pero en la actualidad apenas llegan a 10 toneladas en el mejor de los casos. Existen normativas europeas que pretenden restringir —incluso prohibir— la pesca de la anguila debido a la sobreexplotación en otras zonas de Europa. Sin embargo, esa no es la situación en la Albufera de Valencia. Aquí no hay sobreexplotación. Lo que ocurre, tanto en la Albufera como en el resto del litoral valenciano, es un problema mucho más complejo y multifactorial. Por un lado, la contaminación de las zonas costeras impide que las angulas (las crías de anguila) puedan remontar los ríos. Por otro, la presencia de barreras físicas en los cauces dificulta que las angulas lleguen a colonizar las zonas altas de los ríos. Todo esto complica seriamente el proceso de reclutamiento natural. Como consecuencia, las poblaciones de anguila se reducen, no porque los pescadores las estén sobreexplotando, sino porque las angulas no logran colonizar los ecosistemas acuáticos y porque las condiciones ambientales no son favorables.
¿Las repoblaciones que hace la Conselleria no son suficientes?
La Conselleria de Medio Ambiente lleva más de 20 años realizando repoblaciones con anguilas jóvenes criadas en sus centros, que posteriormente se sueltan en las partes altas de los ríos. Gracias a esas repoblaciones, las anguilas crecen, bajan por el río y pueden llegar a pescarse. Pero insistimos: el problema no es la pesca, sino el estado del hábitat. Mientras no se recupere ese hábitat, la situación de la anguila seguirá siendo complicada. Asimismo, hay que asegurar que una cantidad suficiente de reproductores lleguen al mar para completar su ciclo vital en el Mar de los Sargazos.
La sociedad debe presionar a las administraciones para que actúen y solucionen el problema
¿Qué soluciones técnicas existen para abordar el problema de los sedimentos?
Yo no digo que haya que hacer una retirada masiva de sedimentos en toda la Albufera, porque sería muy costoso, pero sí debería actuarse en aquellas zonas donde la acumulación es muy grande. En algunos casos, los sedimentos están impidiendo el paso de las barcas, están obstruyendo algunas de las carreras entre las matas, y ayudando a la colonización de cañares, que están dificultando que el sistema funcione con normalidad. Es necesario intervenir para que se recupere el flujo natural del agua.
¿Por qué la Albufera ya no funciona como un biosistema equilibrado como lo hizo históricamente?
La Albufera funcionó bien durante siglos, cuando era un ecosistema natural compatible con el cultivo tradicional de arroz. Pero con la llegada del ser humano y su impacto —especialmente a través de los vertidos y la limitación del caudal de agua—, el ecosistema comenzó a fallar, como es lógico. Por eso está claro que debemos recuperar el concepto tradicional: un sistema productivo basado en la lógica de un biosistema. Ahora bien, para que sea realmente un sistema biológico funcional, necesitamos recuperar las aportaciones que existían en el pasado. Y en el pasado lo que había era agua, y agua de buena calidad. Si eso no se recupera, el sistema no tiene solución posible. En este contexto, la cuestión hidrológica y la gestión del agua y de los sedimentos son fundamentales. Debido a la reducción de los caudales, se ha producido un incremento notable en la acumulación de sedimentos. Las compuertas permanecen cerradas durante gran parte del año, lo que impide la renovación natural del fondo del lago. Como consecuencia, esos sedimentos se acumulan y dificultan el crecimiento de la vegetación acuática que antaño cubría el fondo de la Albufera y que era, precisamente, la que le daba vida al ecosistema. Con un mayor caudal durante la época invernal, las compuertas podrían estar parcialmente abiertas, renovando agua y eliminando sedimentos, y por supuesto facilitando el movimiento de los peces entre el mar y la laguna, fundamental para la actividad pesquera.
¿Qué potencial tiene la valorización de los productos pesqueros de la Albufera?
Es fundamental que la pesca recupere su valor en el entorno de la Albufera, no solo como actividad tradicional, sino también a través del valor añadido que puede aportar la transformación de los productos pesqueros. La ingeniería de alimentos puede jugar un papel clave en este proceso, desarrollando elaborados como anguila ahumada, filetes o ensalada de llisa, que se podrían envasar y comercializar con el sello del Parque Natural de la Albufera. Asimismo, habría que potenciar platos tradicionales, como la paella de anguila y pato o lubina, y la anguila encebollada, frita, etc, poco conocidos por la sociedad valenciana. Esto no solo daría más valor a los productos, sino que ayudaría a frenar la falta de relevo generacional entre los pescadores, uno de los grandes problemas del sector, agravado por la falta de reconocimiento oficial como pescadores profesionales
¿Qué esperáis de iniciativas como el manifiesto de Las Provincias?
En la medida en que la opinión pública conozca la situación real de la Albufera, estaremos avanzando. Es fundamental que la sociedad sea consciente del problema, porque solo así podrá presionar a las administraciones para que actúen. No se trata simplemente de organizar jornadas o eventos que queden en nada. Lo realmente importante es que la información llegue a la ciudadanía, que la sociedad asuma estos problemas como propios y ejerza presión constante sobre los responsables políticos. Solo cuando la gente exija soluciones con firmeza, las administraciones se verán obligadas a tomar medidas serias y efectivas para abordar este problema ambiental