La cena de San Isidro que cambió la trayectoria profesional de dos ingenieras agrónomas
A veces, las oportunidades llegan cuando menos te lo esperas. Eso es justo lo que les ocurrió a Lucía Simó y Valentina Rubio, dos ingenieras agrónomas que acudieron a la tradicional cena de San Isidro del COIAL sin imaginar que esa noche sería el inicio de un importante salto profesional en sus carreras.
Lucía recuerda que llevaba “meses buscando trabajo sin éxito. Desde marzo estaba buscando como loca”. Pero todo cambió durante esa cena, celebrada el 16 de mayo, donde coincidió con Pepe Carbonell, secretario técnico del COIAL. Buena parte de su trabajo consiste en pulsar el estado de nuestro sector y actuar de mediador entre partes. “Le comenté lo difícil que me estaba resultando encontrar empleo, y él me dijo que conocía a alguien que estaba buscando ingenieros para un proyecto importante. En menos de una semana, ya estaba trabajando con Alfonso Marsal en Ambipar Response”, recuerda Lucía, que lleva años colegiada.
Valentina, que acudía a la cena como acompañante, también destaca la relevancia de ese encuentro fortuito: “No pensaba que una cena del colegio pudiera suponer un cambio tan grande. Nos presentaron a Alfonso y, gracias a esa conexión, pudimos incorporarnos a un equipo que está trabajando en la reconstrucción de infraestructuras dañadas por la DANA”.
La capacidad de respuesta rápida del COIAL
Además de ser delegado para la Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares y Cataluña en Ambipar Response, Alfonso Marsal es miembro de la Junta de Gobierno del COIAL. Y destaca la capacidad de respuesta rápida del colegio cuando la situación lo requiere. “Tenía una necesidad urgente de ingenieros agrónomos para este contrato. La demanda era alta y el mercado laboral, complicado, con poca disponibilidad inmediata. Gracias a Pepe Carbonell y la red del COIAL, pude contactar con perfiles que encajaban perfectamente y agilizar el proceso”, recuerda Alfonso.
Alfonso ha incorporado ya a tres ingenieros agrónomos al equipo a raíz de ese encuentro en la cena. Lucía y Valentina de manera directa, y un tercero gracias a la recomendación directa de una de ellas. “La bolsa de trabajo nos ahorra muchísimo tiempo y esfuerzo, pero en este caso, el punto de partida fue esa charla en San Isidro que nos permitió un contacto directo y de confianza”, explica.
Experiencias de dos profesionales que encontraron su oportunidad
Para Lucía, la experiencia laboral previa fue clave para conseguir la incorporación rápida y adaptarse sin dificultades. “Conocía bien los procesos, y eso facilitó mucho la entrevista y la adaptación al trabajo”, dice. La entrevista fue breve pero efectiva, y enseguida comenzó a trabajar en la asistencia técnica a las obras de reconstrucción.
Valentina, por su parte, se dedica a supervisar y dimensionar las infraestructuras dañadas, incluyendo acequias, caminos y tuberías, para garantizar el correcto funcionamiento de los sistemas de riego. “Estamos hablando de una infraestructura vital para el campo valenciano, y cuando hay problemas, las comunidades están muy tensas. Nuestra labor tiene una gran importancia social, porque el agua es vida para estas zonas”, afirma.
Un contrato que puede ser el inicio de un proyecto a largo plazo
El contrato para el que fueron reclutadas tiene una duración aproximada de un año y está centrado en la reconstrucción de las zonas afectadas por la DANA. Sin embargo, Alfonso desvela que la intención es que este proyecto sea una puerta abierta para una relación laboral más duradera. “Queremos consolidar un equipo para más tiempo, no solo para este contrato sino para otros proyectos que tenemos en marcha. La idea es formar un grupo sólido y profesional”.
Por su parte, Lucía y Valentina coinciden en que esta oportunidad es más que un trabajo: “Es un reto profesional y personal, y también una forma de contribuir a la recuperación de la zona tras unos daños considerables”, asegura Valentina.
La importancia de las redes profesionales y el COIAL
Esta doble contratación refleja la importancia de las redes profesionales y del apoyo que ofrece el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante a los más jóvenes.
“Estar colegiado no sólo significa cumplir un requisito para ejercer la profesión, sino formar parte de una comunidad que se apoya y se conecta para ayudar a sus miembros”, subraya Alfonso.
Lucía lo confirma: “He utilizado la bolsa de trabajo del COIAL en otras ocasiones, pero esta vez fue la conversación personal la que marcó la diferencia. Eso demuestra que las oportunidades pueden surgir en cualquier momento y lugar, y que el COIAL es un punto de encuentro que conecta personas y talentos”.