Los ingenieros agrónomos que están detrás de la horchata que enamora a The New York Times
El prestigioso diario estadounidense The New York Times ha puesto el foco en uno de los productos más emblemáticos de la tradición valenciana: la horchata. Y lo ha hecho destacando la propuesta de dos ingenieros agrónomos colegiados, Antón Buitrón y Nerea Monforte, creadores de Casa Orxata y Suc de Lluna, dos espacios singulares en el Mercado de Colón que ofrecen horchata ecológica, fresca y sin aditivos, elaborada a partir de chufa proveniente de cultivo ecológico.
El artículo, publicado el pasado mes de marzo, menciona expresamente a Suc de Lluna como ejemplo de horchata “hipster-cool, orgánica, bio y sin azúcar”, y lo sitúa en el corazón del art nouveau valenciano. Una reseña que no solo reconoce la calidad del producto, sino que visibiliza el trabajo silencioso y comprometido de dos ingenieros agrónomos que han logrado enamorar a la prensa internacional con su apuesta por la excelencia y la sostenibilidad.
Ingenieros agrónomos en defensa de la chufa
Para Antón Buitrón y Nerea Monforte, la horchata es mucho más que una bebida refrescante para los días de verano. Socios y propietarios de Suc de Lluna y Casa Orxata, desarrollan un proyecto de vida basado en la agricultura ecológica, la calidad, el respeto por el medioambiente y el bienestar y la salud de sus clientes. Su historia comienza con la pasión por la chufa, que los llevó a recorrer el mundo y a enfrentarse a retos inesperados en su camino hacia la producción de una horchata de máxima calidad.
«En Holanda consideraban la chufa una mala hierba, algo sin valor. No entendían el potencial de este cultivo ni conocían su importancia en la tradición valenciana», recuerda Antón, que cursó un máster en agricultura ecológica en ese país. Fue allí donde decidió volcarse en reivindicar la chufa como un superalimento, con propiedades nutricionales excepcionales y un enorme potencial dentro de la agricultura ecológica.
Nerea Monforte, pareja y socia de Antón, comparte esta visión. Como ingeniera agrónoma, se ha especializado en sistemas agrícolas sostenibles y ha trabajado en distintas iniciativas para promover el cultivo ecológico de la chufa.
Agricultura ecológica y elaboración artesanal
Cultivar chufa ecológica no es tarea fácil. Practican una rotación de cultivos muy estudiada para mantener la fertilidad del suelo y evitar plagas y enfermedades. «Es una forma de trabajar que respeta los ciclos naturales y permite obtener productos de mejor calidad», explica Antón.
La legislación fue otro obstáculo: «Al principio, tuvimos problemas para que nuestra horchata ecológica fuera reconocida como tal. Las normativas estaban pensadas para productos industrializados, con conservantes y estabilizantes, no para una horchata fresca como la nuestra», señala. Finalmente, lograron que su producto fuera aceptado, un paso clave para diferenciarse en el mercado.
La horchata de Casa Orxata se elabora con chufa de la máxima calidad: recolectada, secada de forma natural, hidratada y molida para extraer la bebida de forma artesanal. Al ser un producto fresco y sin conservantes “producimos solo la cantidad que podemos vender en un día o dos. Así garantizamos que el consumidor disfrute de una horchata fresca, sin aditivos ni pasteurización», indica Monforte.
Sabor, salud y sostenibilidad
El resultado es una horchata con un sabor dulce pero equilibrado, con un toque a frutos secos y un regusto terroso. «La chufa es rica en antioxidantes, fibra y grasas saludables. Ayuda a la digestión, es apta para intolerantes a la lactosa y tiene propiedades prebióticas», apunta Buitrón. Además, contribuye a regular el azúcar en sangre y a la salud cardiovascular.
Buitrón recuerda también la reacción de Lola Raigón, también ingeniera agrónoma y doctora especialista en agricultura ecológica, cuando vio los resultados de los análisis: «Se quedó muy sorprendida de ver la cantidad de componentes buenos para la salud que hay en nuestro producto».
Conocimiento técnico, pasión y respeto por el entorno: Un modelo que seduce al mundo
El trabajo de Antón Buitrón y Nerea Monforte demuestra que es posible combinar sostenibilidad, salud y rentabilidad aplicando los conocimientos que atesoran los ingenieros agrónomos. Y la reseña de The New York Times no es un caso aislado: hace unas semanas, el Wall Street Journal dedicó un extenso reportaje a Pablo Calatayud, también ingeniero agrónomo, por su proyecto de elaboración de vinos en tinaja en el Celler del Roure.
Dos historias distintas, pero con un mismo hilo conductor: ingenieros agrónomos que, desde el conocimiento técnico, la pasión y el respeto por el entorno, están logrando que los productos valencianos conquisten los paladares más exigentes del mundo.
Porque si algo está dejando claro la prensa internacional, es que la excelencia ecológica tiene nombre y apellidos valencianos… y un nexo común, la ingeniería agronómica.