Partners15/02/2024

Certificaciones especiales (I): Halal, un salvoconducto que abre las puertas a mercados internacionales

Las certificaciones especiales en el sector agroalimentario representan un plus de competitividad para las empresas que las obtienen. Vivimos en una sociedad con cada vez más nichos de clientes que piden productos aptos para sus creencias, estilos de vida o necesidades de salud: halal, kosher, veganismo, vegetarianismo, producción ecológica, orgánica o alimentos sin gluten. 

Con este artículo iniciamos una serie para analizar en qué consisten cada una de estas certificaciones especiales, cuál es el proceso para conseguirlas u ofrecerlas y cómo afectan a la actividad profesional de nuestros partners y nuestros colegiados. Nos estrenamos con la certificación halal para la producción de aminoácidos a través de la experiencia de nuestro partner Organovac.

El proceso de certificación halal consiste en superar un proceso de evaluación de manera externa por auditores técnicos formados en el área del sector agroalimentario y químico. El proceso consta del estudio del sistema de gestión relacionado con la producción y la evaluación de las materias primas involucradas en el proceso de fabricación. Por eso es importante que antes de la auditoria, la empresa tenga un sistema de gestión implantado que garantice una producción estandarizada acorde a los requisitos internacionales halal.

Un mercado de 1.600 millones de personas

“La certificación como producto Halal es necesaria para exportar a países o mercados musulmanes. Nosotros tenemos ocho años de experiencia porque la obtuvimos en otra empresa del grupo dedicada al proceso de piel vacuna para la producción de gelatina y somos conscientes de sus beneficios. Como nuestros aminoácidos son de origen animal (vacuno) podrían originarse dudas sobre su trazabilidad y con dicha certificación las despejamos por completo”, explica Gabriel Molina, director de Organovac. Esta certificación cubre un amplio espectro de campos y áreas. Desde el agroalimentario destinado a alimentación humana, como la alimentación animal y también en este caso para el sector de los aminoácidos destinados a uso agrícola. 

Nuestro partner goza del certificado Halal desde junio de 2023. “Aunque la certificación es bastante reciente, tres clientes nos han asegurado un incremento de ventas del 14% en la exportación y poco a poco está calando la ventaja de estar certificados”, asegura Molina, que nos facilita datos de un reciente estudio: “Se ha confirmado que el mercado potencial correspondiente a los países musulmanes es de 1.600 millones de personas: los más importantes son Indonesia, con 183, Pakistán con 137, Bangladesh con 115, India con 109, Irán con 64, Turquía con 61, Egipto con 52, Nigeria con 40, Argelia con 29 y China con 29”.

Mucho más que una certificación para la carne

Para saber más sobre esta certificación nos hemos puesto en contacto con Halal Food & Quality, que a día de hoy es la entidad certificadora que más acreditaciones y homologaciones ofrece en España, con la que ha trabajado Organovac. “Mucha gente asocia la certificación halal a la carne, pero lo cierto es que va más mucho más allá”, afirma Kaamel Jalloul, representante de Halal Food & Quality. “A día de hoy es una certificación de seguridad y calidad alimentaria también para servicios y procesos. El halal no es puramente un requisito religioso: hay 57 países que han regulado un certificado halal que fija unos mínimos. En Organovac hemos revisado que todas las etapas del proceso de producción de sus aminoácidos cumplen con un requisito mínimo de calidad. Y además hay una parte de requisitos religiosos que certifican que no haya alimentos que perjudiquen los principios éticos de la comunidad musulmana”.

Una vez consigues esta norma por un organismo acreditado, tu producto es válido para estos 57 países. Incluso en los que no son de esta organización, las comunidades musulmanas también lo aceptan, como en Europa, que no está regulado, pero disponer del certificado también abre puertas.

“Seguimos un proceso de evaluación, una auditoría in situ para certificar que los pasos del proceso cumplen, y además llevamos a cabo una revisión documental. Nuestros parámetros analíticos dictaminan qué materias son aptas para el consumo y cumplen la legislación vigente. Desde el punto de vista religioso, no son aptas la carne de cerdo, los enzimas de origen porcino o cultivados en medios derivados de sangre de cerdo y el alcohol”, detalla Jalloul.

Este proceso suele alargarse un mes y medio y tiene un coste aproximado de 2.000 euros anuales, aunque el precio también depende del número de líneas de producción que tenga la empresa a certificar.