¿Cómo funciona un departamento de I+D+i?
En el COIAL hablamos mucho de I+D+i. Tenemos compañeros en diferentes frentes de investigación, a los que preguntamos constantemente por su actividad. Pero siempre nos centramos en los avances que consiguen o en los descubrimientos que hacen, y no tanto en el método que utilizan. Con este reportaje queremos acercaros el sistema de trabajo del departamento de I+D+i de uno de nuestros partners, Probelte, asociado a AEFA, que opera en un mercado en el que el COIAL está muy implicado: el de los bioestimulantes y agronutrientes.

Una vez fijado el rumbo y los objetivos por parte de los diferentes departamentos, el de I+D+i se integra aportando su conocimiento y experiencia para abordar los retos planteados. “Las investigaciones que se desarrollan en él son importantes para poder argumentar mediante ensayos y experimentos las capacidades, bondades, características o efectividad de cada uno de los productos”, continúa Molina, que cuenta con más de 20 años de experiencia y una amplia formación en biotecnología agrícola tanto en instituciones académicas como en empresas privadas. Le pedimos que nos describa cómo es el equipo que lidera. “El equipo de I+D+i de Probelte está formado por siete personas. De este total, el 43% son doctores en ciencia y destacar que el 57% del departamento son mujeres. En este grupo contamos con especialistas en diversas áreas como biología molecular, fitopatología, entomología, química, bioquímica o microbiología”.
¿Cuál es el protocolo de desarrollo de un producto biotecnológico?
El desarrollo de un producto biotecnológico comienza por discutir primero las ideas que surgen en el equipo en base a las necesidades que se quieren cubrir o resolver. A partir de ahí, se planifica el proyecto considerando todos los recursos necesarios: fungibles, colaboraciones, personal o tiempo, entre otros. Puesto que Probelte es una empresa de bioestimulantes, los siguientes pasos ya son específicos del sector. Son los siguientes:
- Obtener la o las cepas necesarias para el desarrollo del producto biológico, que puede hacerse a partir del aislamiento de cepas del suelo o de plantas en el campo si fuese necesario, o también partir de centros de colección de cepas.
- Evaluaciones para definir las características de la cepa, potencial para el éxito del objetivo planteado con este producto en concreto, caracterización de metabolitos y sus interacciones, estudio de sus condiciones de reproducción a escala de laboratorio y su viabilidad.
- Escalado piloto para su producción (fermentadores de 30 litros, por ejemplo), estudios de formulación, ensayos de actividad biológica en condiciones controladas (invernaderos o cámaras de crecimiento) y selección de los cultivos para los ensayos, dependiendo de las necesidades para el potencial Registro.
- Ensayos preliminares en campo para el Registro con el objetivo de confirmar el efecto deseado.
- Inicio del proceso de Registro, que depende de si el producto será registrado como un biocontrol o como fertilizante/bioestimulante.
- Después de obtener el Registro, se redactan las especificaciones de cómo debe usarse, las dosis adecuadas o el tipo de cultivo donde se puede aplicar: hortícolas, leñosos o cereales, por ejemplo.

Una vez en el mercado, entra en escena el Departamento de Marketing para su promoción y comunicación al sector. Los equipos de técnicos comerciales son los encargados transferir esta tecnología al tejido productor.
Molina también destaca “la importancia de la colaboración que tenemos con centros tecnológicos y Universidades. Esto nos permite abordar algunas investigaciones básicas necesarias pero que la empresa no puede afrontar por equipamiento, infraestructuras o conocimiento”. Y cita un ejemplo: “En 2023 terminamos un proyecto para la secuenciación completa del genoma de nuestras cepas más importantes con el grupo de investigación Biotecnología Microbiana, perteneciente al Departamento de Genética y Microbiología de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia, bajo la dirección del Doctor Antonio Sánchez Amat”.