“El ingeniero agrónomo está llamado a ser el vértice profesional de nuevos y enormes retos” [Parte 2]

Esta semana publicamos la segunda parte de la entrevista con Silverio Tarazona, director técnico de Mercavalencia, que por la extensión e interés de las respuestas hemos fraccionado en dos entregas. En este bloque, Silverio hace un análisis del estado actual de la profesión, los retos del futuro de la ingeniería agronómica y la relación de ésta con otras titulaciones de nuevo cuño que podrían entrar en colisión con la nuestra.

¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?

La percepción que tengo es que sigue siendo una gran desconocida por las múltiples vertientes que aborda la profesión. Muchas veces se nos asocia solamente a la agricultura, sin tener en cuenta las diferentes especialidades de toda la cadena de valor que aporta el ingeniero agrónomo: la misma explotación agropecuaria, las infraestructuras civiles que precisa, la economía de la empresa agraria, la industrialización o la transformación y comercialización de productos del sector primario. He tenido que explicar en múltiples circunstancias este alcance, que sorprende al interlocutor.

La intervención de los ingenieros agrónomos desde el área de la investigación, desarrollo e implantación de las mejores técnicas en agroalimentación ha sido, sin lugar a duda, clave para los logros actuales

¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?

Precisamente, destacaría esa versatilidad del ingeniero agrónomo, que al margen de los conocimientos más especializados que se hayan adquirido en la universidad, tiene una visión amplia de todos esos campos que aborda cualquier proyecto técnico y empresarial. También subrayo la relevancia que está adquiriendo la gestión de los escasos recursos naturales para abastecer de alimentos a una población cada vez más numerosa, así como los retos presentes y futuros de la energía, todo ello en un contexto internacional variable, convulso, incierto y complejo, y especialmente impactado por la irrupción de la tecnología. El ingeniero agrónomo está llamado a ser el vértice profesional de estos nuevos y enormes retos.

¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?

Si algo nos caracteriza es el tesón, la versatilidad y la profesionalidad de nuestros compañeros en todos los proyectos empresariales donde he detectado su presencia en áreas de desempeño. Los grandes avances en el desarrollo de proyectos agroalimentarios se deben, sin duda alguna, a la presencia de un ingeniero agrónomo al frente de los mismos. Somos responsables de la transformación agraria, la industrialización y la comercialización de productos agroalimentarios tanto en países desarrollados como en economías emergentes. Y actuamos desde la dirección de la empresa o mediante el aporte de conocimiento para garantizar la seguridad alimentaria en toda la extensión del concepto. A lo largo de mi trayectoria profesional he tenido la fortuna de conocer a muchos compañeros que se situaban de una forma u otra en la cadena aportando valor a la misma.

Veo a personas muy cualificadas, especializadas y preparadas para integrarse en equipos multidisciplinares, pero alejadas de esa imagen de magnificencia de la década de los sesenta y setenta

¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?

Seguramente más de lo que la propia sociedad ha podido identificar en toda su dimensión. A principios de los años 70, el mundo se planteaba un escenario de sobrepoblación a futuro donde la alimentación, con los conocimientos, técnicas y recursos de esos momentos no presagiaban la posibilidad de alimentar ese crecimiento poblacional. El tiempo no ha dado la razón a los augures de entonces y la población ha crecido en esa dirección. A pesar de que sigue habiendo hambrunas y muertes por inanición, su impacto no ha sido el pronosticado. La intervención de los ingenieros agrónomos desde el área de la investigación, desarrollo e implantación de las mejores técnicas en agroalimentación ha sido, sin lugar a duda, clave para los logros actuales.

¿Cómo definiría la evolución que ha experimentado nuestra profesión en las últimas décadas?

Cuando uno visualiza la imagen idealizada que, a principios de los 80 tenia de los ingenieros agrónomos, me viene a la mente los grandes profesionales que eran vistos como señores de la tierra, especialmente respetados por el mundo agrario como la cúspide del conocimiento indiscutible. Por mi experiencia, y tal como he ido conociendo a las diferentes generaciones de agrónomos, hoy veo a personas muy cualificadas, especializadas y preparadas para integrarse en equipos multidisciplinares, que tienen que demostrar cada día su aptitud, pero alejadas de esa imagen de magnificencia de la década de los sesenta y setenta

El intrusismo profesional y la falta de conexión de la universidad con las necesidades de la sociedad actual son las principales amenazas de nuestra profesión

¿Qué amenazas acechan a la profesión?

Principalmente el intrusismo profesional y la falta de conexión de la universidad con las necesidades de la sociedad actual. Hay que adaptar los planes de estudio y la metodología docente a la forma de trabajo que está imperando en las empresas y en la sociedad. Considero que sigue habiendo demasiada brecha que hay que trabajar desde ya, pues tiene mucho margen de mejora. Sigo echando en falta a alumnos que se atrevan a desarrollar un proyecto final de carrera de forma valiente y decidida con toda la complejidad que lleva. Para mi fue una de las etapas docentes que me enriqueció más como profesional y donde te enganchas con la siguiente realidad de ingeniero. El elevado grado de atomización de las universidades en las diferentes especialidades, compitiendo por programas y titulaciones que solapan y a veces invaden las competencias del ingeniero agrónomo amenaza con la dispersión de la esencia de nuestros profesionales y presenta un horizonte difuso y distorsionado de esta maravillosa profesión.

¿A qué retos nos enfrentamos?

Ya he mencionado anteriormente que el gran reto debe ser seguir avanzando en la optimización de la explotación de los recursos naturales de forma sostenible para lograr el máximo de producción que garantice la alimentación mundial de calidad con los mínimos recursos posibles, sobre todo los hídricos y los energéticos, donde los agrónomos tenemos muchísimo que decir.

El elevado grado de atomización de las universidades en las diferentes especialidades, compitiendo por programas y titulaciones que solapan amenaza con la dispersión de la esencia de nuestros profesionales

¿Cuáles son los sectores de futuro para los ingenieros agrónomos?

Casi te contesto con la misma respuesta anterior, a destacar la implementación y desarrollo de técnicas innovadoras en la gestión de recursos hídricos, en la reutilización de los mismos, en la gestión de los residuos orgánicos y en la eficiencia y transformación energética hacia fuentes renovables, sin olvidar la insistencia en la investigación, desarrollo e innovación del sector agroalimentario, cuya dotación presupuestaria no deja de ser simbólica, sin cuyo concurso publico y privado, nos puede desenganchar de la competitividad con los países más prósperos de nuestro entorno y sobre todo de la amenaza asiática que viene con fuerza.