“En algunas ciudades se están planteando utilizar túneles subterráneos en desuso para explotaciones hidropónicas”

Cuando hace dos semanas entrevistamos a la joven ingeniera agrónoma Anabel Solaz le pedimos que escogiera un perfil de compañero que le interesase en particular: nos pidió a alguien con experiencia en cultivos hidropónicos verticales. Carlos Baixauli Soria es doctor ingeniero agrónomo por la Universidad Politécnica de Valencia. Ha desarrollado su carrera como responsable de agrosostenibilidad en el Centro de Experiencias de Cajamar, y es uno de los mayores especialistas de España en cultivos hidropónicos y sin suelo. Nos ha hablado largo y tendido de un sector con gran potencial de desarrollo. Y ha respondido con creces a la pregunta de Anabel.

¿Cuánto tiempo llevas trabajando con cultivos hidropónicos?

Empezamos a desarrollar esta técnica sobre el año 92 o 93, con cultivos sin suelo, que fue cuando se implantaron en España. Fue durante el boom de los invernaderos.

¿Por qué comenzaste a trabajar en este sector?

En el Centro de Experiencias de Cajamar nos marcamos el objetivo de poner a punto estas técnicas de cultivo, incluso de desarrollar nuevos tipos de invernaderos climatizados.

Lo importante es que la tecnología del cultivo sin suelo dejó de asociarse únicamente a los invernaderos de vidrio y con el tiempo, ayudamos a los agricultores de la Comunitat Valenciana para que se decantaran por esta tecnología. Se ayudó, sobre todo a los que no querían tener el terreno parado 1 o 1,5 meses para realizar una desinfección de suelo dentro de su rotación. Y hemos hecho cosas muy interesantes, como por ejemplo, cultivar lechugas al aire con un sistema NGS que se comercializa con raíces, por lo que las plantas llegan al consumidor completamente vivas.

¿En qué consiste esta agricultura vertical?

En agricultura vertical hay dos opciones: una al aire libre y la otra en salas cerradas. En este segundo caso, el problema es que hay que usar luz artificial, algo que ha evolucionado bastante con el empleo de led.

La verdad es que los led han mejorado tanto en eficiencia como en precio, y está llegando el punto en que puede sustituir a cualquier lámpara artificial. Así que, podemos producir dentro de las ciudades, no hace falta que el producto se transporte de un sitio a otro. O incluso de cultivar el producto ya en el lugar de destino: algunos restauradores o supermercados ya lo hacen para suministrar directamente al consumidor.

¿Qué rendimientos ofrece el sistema de cultivo hidropónico?

Si las condiciones son buenas y todo está a favor, el crecimiento es muy rápido. Desmontar un cultivo y montar el siguiente se hace de un día para el otro. Se pueden incrementar los rendimientos notablemente. En nuestro centro hemos empezado el ciclo en octubre y en enero vamos ya por el tercer cultivo. Se recolecta cada treinta o cuarenta días. Si mantenemos este ritmo con la climatología del invierno, no es descabellado esperar siete u ocho cultivos al año, un rendimiento final muy importante.

Con esos tiempos tan cortos de producción, ¿cómo planteáis la gestión?

La estructura vertical provoca que las zonas más bajas reciban menos luz que las de arriba. Para igualar el ritmo de crecimiento, podemos reforzar la parte de abajo con luz artificial. Eso o marcar diferentes ritmos de recolección, las partes más altas antes, o incluso recolectando arriba primero y comenzando a sembrar una nueva plantación. Se pueden simultanear cultivos de dos especies diferentes que necesiten soluciones nutritivas similares.

Supongo que se controlarán todas las variables

En los sistemas cerrados se puede controlar todo. Por ejemplo, tenemos sistemas de cloración, de yodación, de hidrógeno o de luz ultravioleta, que es desinfectante. También podemos controlar la temperatura del agua. Introducir un intercambiador nos ayuda a enfriar el agua en verano y calentarla en invierno, siempre en torno a los 20-25 grados. Hemos de poder alcanzar la temperatura que garantiza la disolución de oxígeno para que la planta lo absorba. A más de 30 grados, el cultivo se muere.

¿Pueden ser cultivos verticales una herramienta más para la lucha contra el cambio climático?

Si el sistema es recirculado consigues un importante ahorro en todos los sentidos. En Valencia hay agricultores que tienen invernadero y campos al aire libre, así que pueden reutilizar toda el agua y aprovechar la solución que contiene. De esta manera, evitamos cualquier tipo de contaminación y tenemos la posibilidad de reciclar agua de lluvia, algo muy interesante. En cultivos hidropónicos, a veces utilizamos toda el agua de lluvia que se recoge y en algunas explotaciones hemos recogido más agua de la que hemos utilizado. Son sistemas donde es muy obvio y fácil crear flujos circulares de materia y energía.

¿Cuáles son las especies más indicadas para cultivar con este sistema?

Es una técnica bastante orientada hacia los cultivos de hoja y condimentarias: lechugas, acelgas, espinacas, oréganos, mentas….

Por otra parte, el sector de la planta ornamental tiene ya muy implantados los sistemas de cultivo vertical, han sido innovadores en ese sentido. Producen gerbera, rosas, crisantemos… Poco a poco esta técnica se va implantando en otros sectores donde resulta interesante. Nosotros hemos llegado a instalar sistemas para producir higos sin suelo.

¿Qué cuota de mercado tiene este sistema actualmente?

Es muy baja, se está implantando poco a poco, cada uno va haciendo sus pinitos, tanto a pequeña como a gran escala. Se habla de sótanos a profundidad para desarrollar la agricultura vertical con luz artificial. O de antiguos túneles que fueron refugios de guerra, en algunas ciudades se están planteando utilizarlos para explotaciones hidropónicas. La temperatura en el subsuelo es idónea, se mantiene constante todo el año. También existe la posibilidad de cultivar en terrazas situadas encima de los edificios, o en huertos urbanos, en un solo plano. Si montamos un invernadero, podemos construir sistemas verticales para producir dentro de la ciudad sin ningún problema.

¿Cuánto queda por desarrollar de estos sistemas de cultivo?

Nos estamos acercando a la agricultura eficiente, que nos permite mejorar extraordinariamente los rendimientos, pero para ello tendremos que pasar por la digitalización de la instalación e incorporar la inteligencia artificial para aprovechar al máximo cada recurso y optimizar los resultados. Actualmente, en un invernadero estamos a cuatro o cinco alturas, pero podríamos construir invernaderos y edificaciones mucho mayores para albergar estos cultivos.

¿Qué diría a los jóvenes ingenieros agrónomos que empiezan a ejercer la profesión?

Nos encontramos en un proceso de cambio importante. Podemos hacer agricultura ecológica, que no va en contra de la modernización. Desarrollar la tecnología es otro de los retos pendientes al que estas nuevas generaciones van a tener que enfrentarse. Hemos de ser respetuosos con el medio ambiente y ser capaces de producir más con menos, porque la población continúa creciendo pero los recursos son limitados: vamos a disponer de menos agua y menos suelo, de menos fertilizantes y de menos fitosanitarios, por lo que hemos de ser eficientes, conseguir mejores rendimientos con la máxima calidad.

¿A cuál de estos retos te gustaría dedicarte?

¿A qué trabajo te dedicarías con tanta pasión que no mirases el reloj para dejarlo?