28/05/2021

“Existen propuestas y experiencias que nos pueden dar una idea de por dónde deberíamos avanzar sin perder la esencia de la huerta de València”

Miquel Jordà, gerente del Consell de l’Horta

Este ingeniero agrónomo reúne todas las condiciones para desarrollar un excelente trabajo al frente del Consell de l’Horta de València, cargo al cual accedió a finales del pasado año. La puesta en marcha del Plan de desarrollo agrario y de la marca de la huerta, la guardería rural, las infraestructuras agrarias y la elaboración de la plantilla de personal del consorcio son sus prioridades en su primer año de mandato.

Has trabajado la Ley de l’Horta desde cero, incluso expusiste un trabajo en el Congreso Mundial de Ingenieros Agrónomos en Córdoba. Ahora arranca esa ley, con sus cuestiones favorables y otras que pueden ser objeto de debate. ¿Qué repercusión crees que tendrá en la huerta?

Es difícil prever la repercusión que una norma legal pueda generar sobre un territorio tan complejo, con tantos actores y con tantos intereses, en muchas ocasiones contrapuestos. Lo que nadie discute hoy en día es que algo había que hacer si queríamos preservar para las generaciones futuras un espacio agrario tan singular y un paisaje de grandes valores culturales, ambientales, sociales, valorado en el mundo entero (recordemos el reconocimiento por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad al Tribunal de las Aguas de la Vega de València, o el más reciente reconocimiento por la FAO como sistema importante del patrimonio agrícola mundial). La dinámica de ocupación del territorio y de cambio de usos, llevada a cabo desde los años 60, incrementada su velocidad en la década de los 90, conducía de manera irreversible a la desaparición de l’horta en un periodo de tiempo no muy lejano.

Si algo han tenido claro el legislador y la legisladora ha sido poner en el centro al agricultor y la agricultora como creadores y creadoras y mantenedores y mantenedoras del paisaje, asumiendo la premisa de que sin ellos y ellas no es posible el mantenimiento y la pervivencia del paisaje. Por ello, la mayor parte de la normativa, tanto de la ley como del plan de acción territorial, así como la creación del Consorci del Consell de l’Horta de València y la aprobación del plan de desarrollo agrario van en esa dirección.

¿Cuáles van a ser las atribuciones que tendrás en el Consell?

La figura de la gerencia está regulada en los estatutos del consorcio y la define como el órgano de administración que asume la dirección, la coordinación y la gestión del consorcio. A su vez, mediante acuerdo del órgano ejecutivo de Consell de l’Horta, se ha delegado todas aquellas funciones de representación del consorcio, así como las funciones que corresponden al Consorci Consell de l’Horta de València, indicadas en el artículo 41 de la Ley 5/2018, de 6 de marzo, de la Generalitat, de l’Horta de València, como son, entre otras, la puesta en marcha del Plan de desarrollo agrario, la puesta en marcha de la marca de la huerta, la guardería rural, infraestructuras agrarias, así como la elaboración de la plantilla de personal del consorcio, etc.

¿Cuáles son tus tres principales prioridades para afrontar todos los problemas de la huerta de Valencia?

Los problemas y amenazas a los que se enfrenta la huerta de València no son pocos y además son de diferente naturaleza. Por ello, resumir en tres las prioridades para poder afrontarlos todos resultaría imposible. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el consorcio forma parte del sector público instrumental. Es decir, tiene carácter de administración cuando ejerce potestades públicas, y por lo tanto está sometido a los mismos requerimientos que cualquier otra administración pública. Con esto quiero remarcar que la puesta en marcha de una nueva entidad requiere de gran cantidad de recursos para que la actividad de la misma se ajuste a la legalidad vigente.

Pese a ello, y al tiempo que requiere la puesta en marcha de toda esta maquinaria administrativa, en el consorcio nos hemos marcado unos objetivos iniciales que demanda del sector, como así se ha puesto de manifiesto en el proceso de participación de los trabajos de redacción del plan de desarrollo agrario: creación, implementación y difusión de la marca “producte de l’horta”, la puesta en marcha de la guardería rural de l’horta, así como la creación de una línea de ayudas a las personas que ejercen la agricultura como complemento a sus rentas y bajo el cumplimiento de unos requisitos, en una especie de pago por servicios ambientales prestados al conjunto de la sociedad.

Vienes del sector de riegos e infraestructuras y tienes experiencia en proyectos. Creemos que tu mentalidad va a ser muy positiva para el trabajo que has de desarrollar. ¿Estás de acuerdo?

Bueno, esto lo tendrían que decir las personas a las que van dirigidos los esfuerzos del consorcio, como garantes de la pervivencia del espacio agrario de l’horta. No obstante, el conocimiento del sector que me aporta el hecho de ser nacido en la comarca, en un barrio en el que hasta no hace poco se mezclaba lo urbano con lo rural como es el Cabanyal, así como mi formación académica, primero con ingeniero técnico agrícola y después como ingeniero agrónomo y mi trayectoria profesional en la Conselleria de Agricultura, creo que me aportan una visión amplia de lo que significa el sistema de l’horta.

Hablamos de las infraestructuras rurales de la huerta como elemento patrimonial a proteger. ¿Cómo hacemos para protegerla? Las acequias son las venas por las que llega la vida a la huerta.

Evidentemente, sin el sistema de riego, formado por infinidad de acequias, la huerta no existiría como la conocemos, sería otra cosa. Así lo ha reconocido la FAO en 2019, declarando espacio importante del patrimonio agrícola mundial precisamente al sistema de regadío como verdadero creador del paisaje agrario. Por ello, resulta imprescindible su mantenimiento.

Sin embargo, mantener no debe significar no cambiar. Así, si algo se ha demostrado a lo largo de la historia de quienes ejercen la agricultura de l’horta es su capacidad de cambio y de innovación. En este sentido, la incorporación de las nuevas tecnologías existentes en el mercado y sobradamente probadas puede permitir avances significativos en la mejor gestión del recurso hídrico y mejoras en las condiciones de vida de la población; nos estamos refiriendo a sistemas de control y telemando de compuertas en acequias, sensores de caudal, aplicaciones móviles, etc. Esta es una de las prioridades del consorcio en cuanto a infraestructuras agrarias se refiere.

¿Cómo compatibilizar el avance del sector con la conservación de la esencia de la huerta, que es un patrimonio a proteger, y conseguir mantener la rentabilidad de la gente que mantiene ese mosaico? Sin ellos las zarzas avanzan, y son parte fundamental en el mantenimiento en el ecosistema metropolitano de València.

Bajo mi punto de vista, no deberíamos confundir avance con desarrollo. Está claro que las estructuras agrarias de l’horta de València, pero también en general las de toda la Comunitat Valenciana, no pueden compararse en los mismos términos que las de otras zonas del mundo, y por lo tanto, la rentabilidad de las explotaciones valencianas no puede buscarse bajo los mismos preceptos.

El avance, la consolidación, y la mejora las rentas agrarias, en espacios con las limitaciones de l’horta, pasa por la diferenciación y la especialización, se trata de poner en valor aquello que nos hace singulares, únicos en el mundo. El reto no es fácil, pero existen propuestas y experiencias que nos pueden dar una idea de por dónde deberíamos avanzar sin perder la esencia. El camino del reconocimiento internacional está iniciado; sin embargo, el reto más importante es que nosotros mismos, como sociedad, nos lo creamos.

¿Cómo se puede compaginar el turismo cultural, de naturaleza y el gastronómico con la conservación de la huerta? Porque van surgiendo sinergias interesantes para recuperar el patrimonio y ponerlo en valor.

Sin duda, es una de las grandes preguntas que nos rondan en la cabeza a los que estamos metidos en esto, y a la cual no resulta fácil dar una respuesta. No faltan los ejemplos de espacios rurales singulares que no han sabido o no han podido compaginar lo agrario con lo turístico y han perdido todo aquel encanto que en su día fue reclamo para visitante.

Lo que en unos lugares ha funcionado no tiene por qué resultar igual en otro con características diferentes. Por ello, debemos ser imaginativos en las soluciones, no estar cerrados a propuestas que sepan combinar usos terciarios con la puesta en valor de la actividad agraria porque es esta la que ha hecho posible el paisaje.

Encontrar el equilibrio no resulta fácil, pero en el caso de l’horta de València, está casi todo por hacer en este sentido, porque es ahora cuando la ciudadanía está volviendo a mirar a la huerta que hizo grande a la comarca: no cometer los mismos errores que en otras zonas depende de todos nosotros.

¿Qué respuesta le gustaría tener por parte de sus compañeros? Los agrónomos somos una especie de motor técnico de cuestiones y de iniciativas vinculadas al sector agrario y alimentario. ¿Qué iniciativas te gustaría ver surgir en la huerta y qué papel han de jugar los agrónomos en su impulso?

Espero que los compañeros y las compañeras de profesión sean capaces de entender qué significa l’horta de València, y que los valores reconocidos internacionalmente la hacen merecedora de su pervivencia en el tiempo. No se le puede tratar como un espacio agrario más. En este sentido, las soluciones técnicas que en ella se implementen deben ajustarse a su realidad y a los valores patrimoniales que alberga. Me gustaría ver surgir iniciativas innovadoras, pero que respetasen la tradición de l’horta, iniciativas que propiciasen una agricultura más respetuosa con las personas y el medio ambiente y sirviesen para hacer un mejor uso de los recursos, en especial el suelo y el agua.