«Si no trabajamos proactivamente en la lucha contra el cambio climático, en unos años la crisis del COVID nos va a parecer un anécdota”

Daniel García-Seco, Director de I+D AFEPASA

¿Cuándo tomó conciencia su empresa de que había que poner manos a la obra para luchar contra el cambio climático?

AFEPASA es una pionera en la lucha del cambio climático y en el concepto de economía circular. Se fundó hace 127 años con el principio de economía circular cuando ni siquiera se llamaba así. Partió del concepto de producir azufre elemental a partir de reutilizar un residuo de refinería, y utilizarlo como un agroquímico fundamental para la protección de los cultivos, especialmente la viña. Si AFEPASA no utilizara este residuo se formarían montañas de azufre alrededor de las refinerías, cosa que ocurre en otras partes del mundo. La economía circular es fundamental para la lucha contra el cambio climático y se basa en tres principios: eliminar residuos y polución, mantener productos y materiales en uso y regenerar sistemas naturales. Además, tiene el potencial de aumentar la resistencia a los efectos del cambio climático y contribuir para alcanzar los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

¿Cómo abordaron esta cuestión en AFEPASA? ¿Siguieron un proceso para analizar los procesos de su empresa y detectar cuáles de ellos se podían mejorar para reducir su impacto?

Para responder a la pregunta voy a hablar solamente de la AFEPASA “moderna”, la de los últimos 15 años, cuando hizo una pequeña revolución reforzando su apuesta por la I+D para buscar procesos y desarrollar productos más sostenibles aún y buscando nuevas materias primas que introducir en la economía circular. El proceso se abordó desde dos puntos de vista: por una parte, búsqueda de mejora continua de la eficacia de nuestros procesos mediante el ahorro de energía y la reducción a cero de residuos y emisiones. Y por otra, búsqueda continua de nuevas materias primas que nos ayuden a revalorizar nuestros escasísimos residuos, y cómo revalorizar los residuos de los demás. Así contribuimos a que todo el sistema agroalimentario sea más sostenible y luche contra el cambio climático más eficazmente.

Actualmente, ¿qué medidas pone en práctica AFEPASA para minimizar las prácticas que contribuyen a acelerar el cambio climático? ¿Cómo contribuyen sus productos a combatir el cambio climático?

Además de la revalorización de los residuos de azufre de otras industrias, hemos desarrollado una nueva gama de productos Bioestimulantes, Sultech, que se basa en un azufre microbiológico procedente de los residuos de depuradoras de toda España y Europa. El sistema, a grandes rasgos, extrae algunos de los gases nocivos producidos por depuradoras para que sean asimilados y transformados por microorganismos en un azufre elemental con un especial efecto bioestimulante muy beneficioso para los cultivos. Además ,utilizamos unos aminoácidos de gran calidad procedentes de residuos de cosechas para añadirlos a una formulación única que devuelve al suelo todo lo que vamos extrayendo a través de los cultivos. También fomentamos el uso del azufre elemental en lugar de los sulfatos. Esto es fundamental para evitar la contaminación de acuíferos, ya que los sulfatos, al ser solubles, se filtran a las capas inferiores de los suelos. En cambio, el azufre elemental, al ser insoluble, se va asimilando poco a poco por los microorganismos de los suelos y la planta los absorbe al mismo ritmo.

La I+D+i es, según ustedes, la piedra angular de AFEPASA. ¿Cómo les ayuda a luchar contra el cambio climático?

En el departamento de I+D de AFEPASA tenemos un equipo multidisciplinar con químicos, biotecnólogos, ingenieros agrónomos y doctores cuya misión fundamental es desarrollar productos y procesos que hagan el sistema agroalimentario más sostenible medioambientalmente, y por tanto que pueda combatir más eficazmente el cambio climático. En nuestro laboratorio químico estamos en búsqueda constante de nuevas materias primas que podamos reutilizar para valorizarlas y utilizarlas en la agricultura y otros procesos industriales. Es decir, si podemos conseguir que Europa produzca más con menos recursos externos (sustituyéndolos por materias primas derivadas de nuestros residuos valorizados), reduciremos nuestra dependencia de materias primas de fuera de Europa. La reducción de materias primas externas llevará a un gasto menor en el transporte marítimo y aéreo, con la reducción de gases de efecto invernadero y la amortiguación del cambio climático que esto supondrá. Otra de las grandes apuestas del departamento de I+D de AFEPASA por hacer productos que luchen contra el cambio climáticos es el desarrollo de nuevos productos agroquímicos en formato en gránulos dispersables en agua (WG), en lo que nuestro laboratorio es experto. Esta tecnología es muy novedosa, y aún hay pocos agroquímicos en este formato, por su dificultad de formulación y la necesidad de instalaciones especializadas para su producción. Pero se trata del futuro de los agroquímicos.

¿Le piden sus clientes soluciones que contribuyan a mitigar los efectos del cambio climático? ¿Detecta preocupación por este problema?

Es obvio que España es uno de los países más afectados por el cambio climático, cada vez hay más sequías, temperaturas más altas, inundaciones, granizos y en general, inestabilidad. Esto para el campo es un desastre, cada vez es más difícil predecir que ocurrirá de una año para otro. Nuestros clientes tienen esa preocupación y nos demandan soluciones para ayudar a los cultivos a adaptarse al cambio climático. Y cada vez tenemos que desarrollar productos que protejan los cultivos contra los estreses abióticos más distintos. Un ejemplo son las quemaduras por el sol en frutales. Para proteger a estos cultivos hemos desarrollado un producto llamado Soldefend y que está resultando un éxito de ventas.

¿Qué papel cree que ha de jugar la agricultura en la lucha contra el cambio climático?

La agricultura puede ayudar al cambio climático, pero necesita el apoyo de las administraciones públicas y especialmente de los organismos de investigación, que ayuden a los agricultores y a la industria agroquímica a hacerlo de forma óptima. Se ha demostrado que la reducción de la labranza, la rotación de cultivos, la plantación de cultivos de cobertura y la reintegración del ganado en los sistemas de producción de cultivos reducen la propia huella de la agricultura y capturan el exceso de carbono generado por otras industrias. Este carbono capturado se convierte luego en material vegetal y/o materia orgánica del suelo, lo que mejora la salud del suelo y aumenta la capacidad de producir alimentos en la tierra en el futuro.

¿Cree que las administraciones están poniendo toda la carne en el asador a la hora de legislar para combatir este grave problema?

La única forma de luchar contra el cambio climático es invirtiendo en ciencia, la colaboración público-privada es fundamental para desarrollar nuevos sistemas y productos que luchen contra el cambio climático y sus efectos. El último dato que tengo es que el gasto en I+D en España  es de un 1,24% del PIB. La media europea de gasto en I+D sobre el PIB está en un 2,11%. Sinceramente, yo creo que estamos muy lejos de que las administraciones estén poniendo toda la carne en el asador para intentar solucionar un problema tan importante como este.

¿Estima que el sector agroalimentario está suficientemente concienciado para luchar contra el cambio climático como sería deseable?

El sistema agroalimentario tiene la función fundamental de alimentarnos, y con el cambio climático esto va a resultar más difícil. Me temo que la sociedad no se está dando cuenta. Si no hay alimentos, no vale tener un teléfono móvil o un coche mejores: “sin agricultura, nada”. Solamente nos damos cuenta en momentos puntuales como al inicio de la pandemia, cuando el sistema agroalimentario español dio un ejemplo de profesionalidad, pero me temo que esto ya se ha olvidado. Por tanto, el problema no es que el sector agroalimentario deba concienciarse del cambio climático (que creo que ya está concienciado porque somos los primeros que estamos sufriendo las consecuencias), sino que es la sociedad en general la que debe concienciarse apoyando iniciativas contra el cambio climático, como por ejemplo comprando más frutas y verduras de proximidad, y siendo conscientes de que a veces la fruta tiene que viajar en avión por medio planeta para llegar a nuestro plato (por ejemplo). Me temo que si no trabajamos proactivamente en la lucha contra el cambio climático, en unos años la crisis del COVID nos va a parecer un anécdota en comparación con el gran problema que nos va a suponer el cambio climático.