Cambio Climático para todos: 10 cosas que deberías saber

El COIAL inició hace algunas semanas el Observatorio Ingeniería Agronómica y Cambio Climático. En este poco tiempo hemos podido comprobar la buena acogida de la iniciativa, que incluso desborda las previsiones iniciales.
Un gran número de investigadores, especialistas, empresas y responsables políticos y administrativos están participando en este ilusionante proyecto estratégico que irá viendo la luz semana tras semana en nuestros medios de comunicación.
Con todo ello, hemos entendido que como entidad que aglutina a uno de los colectivos profesionales más preparados para combatir en todos los frentes el cambio climático, debemos compartir el conocimiento y las conclusiones para hacer partícipe a toda la sociedad del reto. Porque es un problema de todos y porque sin una sociedad bien informada, no se va a poder avanzar hacia la solución.
Por estos motivos, los expertos que nos asesoran en este proyecto han redactado, de forma amena y simpática este listado de “mentiras sobre el cambio climático”. Aquí van:

1. El cambio climático no existe. Es la más gorda de todas las mentiras sobre cambio climático, que está a la altura de considerar que la tierra es plana. Los científicos llevan décadas recopilando datos y estos demuestran de forma abrumadora que el clima está cambiando.

2. El cambio climático existe, pero no es causado por el hombre. Es una mentira propia de los que niegan la capacidad humana de causar una influencia a escala planetaria. Algunos dirán que es el sol, otros dirán que los volcanes, otros que son ciclos naturales… pero, de nuevo, las evidencias (informes IPCC) indican de forma contundente que el cambio climático se está produciendo como consecuencia de determinados contaminantes que emiten a la atmósfera las actividades humanas.

3. Los efectos del cambio climático se verán a largo plazo. Los informes de IPCC (el panel intergubernamental del cambio climático) elaboran sus escenarios hasta el año 2100, que aún queda relativamente lejos. Pero el cambio climático ha iniciado ya su camino y afecta nuestras vidas. Actualmente ya ha adelantado cosechas, aumentado la frecuencia y magnitud de olas de calor… (se pueden buscar más ejemplos e ilustrar con noticias recientes, p.ej. deshielo de los Pirineos). La mayoría de nosotros veremos efectos del cambio climático muy importantes durante nuestras vidas.

4. El cambio climático es solo un problema para los osos polares. Bueno, en realidad eso sí que es parcialmente cierto (es un problema muy serio para los osos polares), pero nos distrae de lo que nos debería importar más: Los países de la cuenca mediterránea como España somos de los más vulnerables a los efectos del cambio climático.

5. El cambio climático es la destrucción de la capa de ozono. Es una confusión habitual, pero no hablamos de lo mismo. El agujero de la capa de ozono se está revertiendo en parte gracias a los acuerdos internacionales (eliminación del uso de CFC’s), mientras que el cambio climático está ocasionado principalmente por la quema de combustibles fósiles y está aún lejos de ser resuelto.

6. No puedo hacer nada para mitigar el cambio climático. Esto es absolutamente falso. De hecho, la mitigación del cambio climático pasa por realizar cambios en nuestra vida cotidiana, en especial de nuestros hábitos de consumo: cómo nos desplazamos, cómo vivimos, cómo comemos, qué basura generamos… Si no son de forma voluntaria serán de forma involuntaria.

7. Si planto árboles compenso mi huella de carbono. En realidad es una verdad a medias. En efecto, los árboles (y en general los suelos) pueden almacenar grandes cantidades de carbono y compensar mis emisiones. Sin embargo hay que considerar dos matices. El primero es garantizar que ese carbono fijado por el árbol no vuelve a la atmósfera, incluso cuando el árbol muera (que no se queme). El segundo es el contraproducente mensaje de que puedo seguir emitiendo si compenso por otra parte, ya que estamos en un escenario de necesaria reducción para llegar a complir los objetivos de neutrilidad previstos.

8. Por cada X envases que reciclo contrarresto la contaminación de XX minutos de un tubo de escape. Reciclar está muy bien pero hay que cuidar mucho los mensajes confusos de este estilo. En general, la actividad que no contamina es la que no se hace. Reciclar contamina, lo que pasa es que contamina menos que elaborar un producto desde cero. Y también ahorra materias primas. Pero en el orden de prioridades, primero sería reducir, segundo reutilizar y tercero reciclar.

9. Los alimentos no tienen huella de carbono. Todo tiene huella de carbono, es decir, todo producto que llega a nuestras manos ha implicado en algún momento de su cadena productiva la emisión de gases efecto invernadero. Y los alimentos no son una excepción.

10. Los alimentos ecológicos no tienen huella de carbono, o es menor que los no ecológicos. Asociar la etiqueta “ecológico” a ausencia de emisiones es erróneo, pues los procesos que conducen a las emisiones son esencialmente los mismos. La huella de carbono es algo que se puede medir y depende del caso concreto, por lo que algunos alimentos producidos de forma intensiva, pueden tener menor huella de carbono que otros similares producidos de forma ecológica. Ahora bien, no todo es el valor numérico de la huella de carbono, y las producciones no intensivas presentan otros beneficios ambientales incuestionables.

Conclusión
Como se ha podido leer, al respecto del cambio climático tenemos “síes”, “noes” y “depende”. Como sociedad es importante que demandemos medios a las administraciones e implicación a las empresas que producen los bienes y servicios que consumimos que se impliquen. Necesitamos que se aporte certidumbre, que inviertan en conocimiento, tecnología e información para que la transición exista y sea compartida.