“Con once años ya pensé en lo maravilloso que podía ser vivir y trabajar en les Columbretes”

Eva Mestre quería ser bióloga, pero se le daban mucho mejor las asignaturas relacionadas con la ingeniería, así que se decidió por la ingeniería agronómica y se especializó en Fitotecnia. Esta formación le ha permitido cumplir el sueño que acariciaba desde los once años: vivir y trabajar en les Illes Columbretes. Pasó 14 años como educadora y técnica medioambiental en esa Reserva Natural. Fruto de esa relación apasionada son dos documentales, una tesis doctoral y un libro. Ahora aplica toda la experiencia atesorada desde la mesa de un despacho del Servicio de Gestión de Espacios Naturales Protegidos de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica.

¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros e ingenieras agrónomas?

Estudié en Valencia cuando la carrera tenía una base común, en primero y segundo curso, y cinco especialidades, de tercero a sexto curso; además del proyecto o trabajo final de carrera, que acabábamos haciendo el séptimo año. Creo que cuando estudiaba la carrera la sociedad nos clasificaba dentro de unas funciones muy específicas vinculadas a la producción vegetal. Pero todo eso ha ido cambiando a lo largo de los años y, por ejemplo, los que se dedican a la producción vegetal se relacionan con todo el medio agrario para, entre otras cosas, hacerlo más sostenible e integrarlo lo mejor posible en nuestro medio natural.

¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?

Por un lado, nuestra carrera es muy amplia y te da la posibilidad de elegir entre numerosos caminos profesionales. Para todos ellos tenemos una sólida base que nos da seguridad para avanzar por ellos. En mi caso, me atraía estudiar la carrera de biología, pero yo era más buena en las asignaturas comunes de las ingenierías. E ingeniería agronómica me ofrecía ambas cosas si elegía la especialidad de Fitotecnia, ya que tenía muchas asignaturas relacionadas con la biología: entomología, botánica, fisiología vegetal, etc. Así que eso fue lo que hice y para mí fue un gran acierto. Por otro lado, a lo largo de los cursos de una carrera de nuestro nivel, además de los contenidos que estudias, continuamente se te presentan problemas de todo tipo que debes ir resolviendo. Es como una carrera de obstáculos en la que, cuantas más barreras saltes, más fuerte serás para resolver los problemas que se te planteen en tu vida profesional (y quizás también en tu vida personal).

Nuestro paso por la universidad es como una carrera de obstáculos en la que, cuantas más barreras saltes, más fuerte serás para resolver los problemas que se te planteen en tu vida profesional (y quizás también en tu vida personal)

¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?

No sé si los ingenieros agrónomos han tenido que ganarse la confianza de los ciudadanos, yo creo que es una de las ingenierías clásicas y ya la tenían ganada de sobra. En mi caso, nunca he sentido desconfianza por parte de los ciudadanos en mi trayectoria profesional. Es más, el hecho de ser ingeniera agrónoma me ha dado mucha seguridad en todos los puestos de trabajo que he tenido. Por ejemplo, trabajé muchos años en un entorno en el que la mayoría habían estudiado la licenciatura de biología, y atendíamos a profesionales que se dedicaban a la investigación, a la docencia, y, desde mi experiencia, te podría decir que siempre me he sentido valorada.

¿Qué tienen les Illes Columbretes para enamorar a una ingeniera agrónoma como usted?

Desde pequeña conocía la existencia de las Columbretes, me contaron que era un lugar pequeñito y que estaba muy lejos de la costa; y en ese lugar había comenzado a vivir un grupo de guardas que cuidaban de ellas. Yo tenía unos 11 años y ya pensé en lo maravilloso que podía ser vivir y trabajar allí. Y ese sueño se cumplió. Todo comenzó años después, en el hall de la escuela, en la UPV, un día de 1998: tras salir de clase vi que había un puestecito en el que unos chicos buscaban personas voluntarias para colaborar en parques naturales ese verano. A mí se me pusieron los ojos como platos y por supuesto me apunté. Posteriormente nos hicieron pruebas y quienes las pasamos tuvimos la oportunidad de elegir parque. Ahí comenzó mi relación con las Columbretes, y una de las etapas más bonitas de mi vida, y todo gracias a estudiar ingeniería agronómica.

El hecho de ser ingeniera agrónoma me ha dado mucha seguridad en todos los puestos de trabajo que he tenido

Ha sido agente medioambiental. ¿Qué aporta un ingeniero agrónomo a esta profesión?

Estuve trabajando en las islas Columbretes como educadora y técnica medioambiental de la empresa VAERSA durante 14 años. Los últimos años, las circunstancias habían ido cambiando y sentí la necesidad de un cambio profesional en mi vida. Fue entonces cuando me llamaron de la bolsa de agentes medioambientales y con pesar, pero mirando al futuro, cambié de puesto. El trabajo de protección de la naturaleza era algo que me atraía mucho y de hecho, iba a estar relacionado al que ya veníamos desarrollando guardas y educadores en las Columbretes; además, el temario de la oposición de agentes medioambientales, muy relacionado con la gestión y protección del medio natural, me encantaba. Por todo ello, continué mis pasos por ese camino.

Actualmente eres técnica de espacios naturales. ¿En qué se diferencia este trabajo del de técnico ambiental?

Mi puesto actual es en servicios centrales, en la Dirección General de Medio Natural, desde donde se gestiona y coordina todos los espacios naturales de la Comunitat Valenciana: parques naturales, zonas húmedas catalogadas, cuevas, Red Natura 2000, etc.; se prepara y actualiza la legislación al respecto; se convocan y gestionan ayudas de la Unión Europea para estos espacios… Es un trabajo muy diferente al que realizábamos en los parques naturales, donde nos dedicábamos a la promoción, investigación y trabajos técnicos de un espacio natural concreto. Pero ambos trabajos están relacionados y son igualmente importantes.

Mi relación con las Columbretes, y una de las etapas más bonitas de mi vida, ha sido posible gracias a haber estudiado ingeniería agronómica

¿Cuál es el papel de un ingeniero o ingeniera agrónoma de la Conselleria de Agricultura en el control y apoyo técnico a la PAC?

En mi puesto de técnica superior agraria, en la Dirección General de la PAC, me dedicaba a la gestión de los beneficiarios de las ayudas de la PAC, en lo referente al control de campo: análisis de criterios de riesgo para la extracción de la muestra, control reforzado de la figura de agricultor activo, controles de calidad, resolución de alegaciones a los trámites de audiencia de control en campo o por teledetección, coordinar la aplicación utilizada en las inspecciones de campo, etc. Todos los compañeros y compañeras éramos ingenieros agrónomos o ingenieros técnicos agrícolas, y lo cierto es que me encontré con un equipo humano y profesional excelente que generaba muy buen ambiente de trabajo. Y esto es algo muy importante que todos debemos intentar conseguir en nuestros puestos de trabajo.

Siempre he sentido que gracias a mi formación como ingeniera agrónoma he podido realizar diferentes actividades y dedicarme, en parte, a la investigación

Tras obtener tu título de ingeniería agronómica decidiste continuar con el doctorado. ¿Crees que has podido aplicarlo en tu vida laboral?

Junto con mis compañeros de Columbretes, codirigí un documental sobre la vida humana en las islas Columbretes, que estrenamos en 2015, Aïllats, la memoria de Columbretes, y su segunda parte, Continuem aïllats, que se pueden ver en Internet. La preparación del documental dio lugar a uno de los capítulos de mi tesis doctoral, que presenté en la Universitat Jaume I en 2017. No era una tesis “al uso”, ya que en ella se estudiaban diferentes temas (huella humana, invertebrados terrestres y clima), pero todos ellos tenían un nexo común: las Columbretes. A partir de la tesis también publicamos un artículo sobre nuevas especies de invertebrados en Columbretes, o la publicación del libro Columbretes, 30 años después, publicado por la UJI, en el que aparece el contenido de mi tesis revisado y ampliado. Siempre he sentido que gracias a mi formación como ingeniera agrónoma he podido realizar estas actividades y dedicarme, en parte, a la investigación, gracias a continuar formándome con los cursos de doctorado, la obtención del diploma de estudios avanzados y, posteriormente, la tesis doctoral. Y espero poder seguir en este camino.