“Al mercado europeo le preocupa lo que comen sus consumidores, y depende de nosotros que todo esté correcto”

A pesar de su juventud, Belén Vercher (Valencia, 1993), acumula ya 5 años de experiencia en diferentes empresas relacionadas con la producción vegetal. Atesora experiencia en el sector hortofrutícola, en el ámbito de productos fitosanitarios, en la gestión y el manejo de explotaciones agrarias, en propagación vegetal, en mejora genética de variedades y en control de plagas y enfermedades.

¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?

Considero que nos tiene bien valorados. Resolvemos los problemas de quienes nos contratan, y eso es la mejor publicidad que nos podemos hacer. Además, en mi área de actividad, que es agraria pura y dura, nos tienen como referentes en el manejo de cultivos o el control de plagas, y conocen perfectamente nuestra capacidad para hacer proyectos de ingeniería, además de la gestión de la calidad y la seguridad alimentaria.

¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?

La clave del éxito es nuestra alta polivalencia y nuestra versatilidad. La capacidad de adaptarnos a diferentes ámbitos, ya sea en la esfera pública o en la privada. Nuestra formación nos permite optar a muchas profesiones.

Hemos cambiado la manera de producir y con ello hemos logrado una agricultura más sostenible con el medio ambiente y más eficiente

¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?

Lo primero sería la innovación. Por ejemplo, en mi sector son especialmente relevantes el manejo del cultivo y la confección. Hemos cambiado la manera de producir y con ello hemos logrado una agricultura más sostenible con el medio ambiente y más eficiente en el empleo de recursos. Además, hemos garantizado el cumplimiento de las normas de calidad y seguridad alimentaria en unas instalaciones sumamente complejas.

Es usted directora de Calidad en Bollo Fruits. ¿Es la calidad uno de los factores que más importancia está cobrando en los últimos años en la cadena agroalimentaria?

Sí. Los mercados europeos están cada vez más concienciados con la calidad y la seguridad alimentaria. Es imprescindible para nosotros, como empresa, garantizar el cumplimiento de todas las especificaciones de calidad de los productos, sean obligatorias o sean impuestas por la distribución u otros operadores. Al mercado europeo le preocupa lo que comen sus consumidores, y depende de nosotros que todo esté correcto. No puede haber fallos.

A día de hoy, se puede conocer toda la información leyendo la etiqueta de un producto

¿Cree que el consumidor final imagina el trabajo de poscosecha que hay detrás de cada producto agrícola que llega a su mesa?

No del todo. Supongo que se imaginará que hay una previa selección del producto y que se cumplen unos protocolos de higiene y manipulado dentro de una cadena de procesos, pero no creo que sepa todo el trabajo que hay detrás. Creo que no se imaginan que hay legiones de personas dotados de tecnología puntera controlando todos y cada uno de los procesos para garantizar la calidad .

¿Cómo ha evolucionado la trazabilidad en los últimos años?

A raíz del problema que hubo con las vacas locas, se exigió y aseguró que todas las industrias alimentarias siguieran unos estrictos protocolos de seguridad. Es decir, que se tuviera controlado en todo momento el producto. Tanto en el campo, la granja y el almacén como a la salida y la llegada al destino. A día de hoy, se puede conocer toda la información leyendo la etiqueta de un producto. Desde el productor, el lote y fecha de confección, expedición, los operarios que trabajaban en ese momento, el proveedor del material auxiliar empleado… En definitiva, se tiene un control total del producto.

El nivel de la seguridad alimentaria está muy alto si lo comparamos con unos años atrás, pero estoy segura de que todavía lo podemos mejorar

¿Seguirá mejorando la trazabilidad en los próximos años?

Considero que seguirá evolucionando. Gracias a la tecnología, muchos procesos que todavía no están del todo automatizados lo estarán y se registrarán automáticamente, facilitando aún más el seguimiento del producto. No es descabellado decir que más pronto que tarde el consumidor va a tener acceso a toda la información de la fruta que va a consumir, de la parcela de donde viene, de todos los tratamientos que ha tenido o por las manos de quién ha pasado. La transparencia genera confianza y eso es imprescindible para ganarse al consumidor.

¿Llegará un momento en que el control de plagas será cien por cien biológico?

No lo creo. No podemos controlar las condiciones climáticas. No hay que olvidar que estas afectan directamente al control de plagas y a la calidad del producto. Solo se podría alcanzar ese cien por cien si el consumidor estuviera concienciado y dispuesto a comer productos “no perfectos estéticamente hablando”.

El principal reto sería mantener el margen de beneficio para todos. El agricultor debe de ganar un precio justo

¿Ha llegado la seguridad alimentaria a unos niveles con poco margen de mejora o todavía queda mucho trabajo por hacer?

Siempre se puede hacer más. El nivel de la seguridad alimentaria está muy alto si lo comparamos con unos años atrás, pero estoy segura de que todavía lo podemos mejorar. Tecnologías como el blockchain para la trazabilidad del producto o la inteligencia artificial para adelantarnos a posibles problemas son cosas que no están lejos.

¿Qué amenazas acechan a la profesión?

Los ingenieros agrónomos, por nuestra amplia versatilidad, podemos trabajar en muchos sectores y la competencia es feroz. Cada vez hay más carreras y profesiones que, por pertenecer a sectores menos pujantes que los nuestros, van a querer optar a ellos. Así que no nos toca otra que reivindicarnos a partir del trabajo bien hecho y a mantenernos actualizados tecnológicamente. Por tanto, la única amenaza nos la podemos generar nosotros si no nos mantenemos actualizados.

¿A qué retos nos enfrentamos?

Por lo que respecta a mi área de actividad, el principal reto sería mantener el margen de beneficio para todos. El agricultor debe de ganar un precio justo, no debemos abandonar a la agricultura española. El comercializador, pese a las exigencias del mercado, debe asegurar unos correctos márgenes de beneficios para poder continuar invirtiendo en las tecnologías que he comentado un par de preguntas antes  y conseguir pagar al agricultor el precio que merece. Somos uno de los principales países productores que abastece a Europa, y no podemos permitir quela agricultura caiga en el abandono. Para ello, entre otras cosas, debemos exigir que todos los que abastecemos a un mismo mercado cumplamos las mismas reglas.