“Cuando se alcanzan las expectativas creadas y se cumplen los compromisos adquiridos, se genera confianza”

Al examinar el currículum vitae de Rafael Alberola, llama la atención la cantidad de cursos, seminarios y otras modalidades de formación por las que ha pasado. Quizás por eso ha sido capaz de abordar con éxito diferentes proyectos en varios departamentos de Bonnysa Agroalimentaria, empresa en la que ha desarrollado toda su carrera profesional: direcciones de obra, puesta en marcha de nuevas empresas con decenas de trabajadores a su cargo, dirección técnica de plantas desaladoras, proyectos de naves, riegos, calefacción, invernaderos, cogeneración, dirección empresarial, suministro de materias primas y de energía… Este bagaje le permite diseccionar con criterio y acierto las múltiples vertientes de nuestra profesión.

¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?

Debido a la propia etimología de la palabra, —agrónomo procede del griego y está compuesta por agrós = campo y nómos = ley—, la sociedad nos ha percibido tradicionalmente como técnicos vinculados a la agricultura. Sin olvidar nuestras raíces, en la actualidad se está trabajando para que esta imagen se asocie a un concepto más amplio que consiste básicamente en ser responsable de asegurar la producción alimentaria en cantidad, calidad y accesibilidad para toda la población y a la vez minimizar el uso de agua, de energía y de materias primas, respetando siempre el medioambiente, la biodiversidad y el paisaje dentro de unas pautas de viabilidad económica y desarrollo sostenible.

¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?

Una de las más importantes es la visión global originada en el carácter multidisciplinar de la formación recibida, que comprende temas tan diversos como la biotecnología, la edafología, la climatología, la industria agroalimentaria, las instalaciones frigoríficas, la hidráulica, la nutrición, el medioambiente, la electrotecnia, las infraestructuras rurales, el paisajismo, etc. Esta visión nos permite asumir retos variados y diversos con muchas garantías de éxito. Además, facilita el trabajo colaborativo, la formación continua y la integración horizontal, necesarios a su vez para satisfacer la creciente demanda de un consumidor cada vez más exigente.

Faltan jóvenes estudiantes que decidan encaminar sus pasos hacia la ingeniería agronómica y por tanto, es importante dar a conocer las áreas de actuación de esta profesión

¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?

En una coyuntura sumamente restrictiva, con limitaciones logísticas y escasez de algunas materias primas o encarecimiento del agua y de la energía, tanto el sector primario como la industria agroalimentaria han asumido el reto de mantener el sistema en funcionamiento y lo han logrado con éxito. Y cuando se alcanzan las expectativas creadas y se cumplen los compromisos adquiridos, se genera confianza.

¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?

La aportación de los ingenieros agrónomos a la sociedad en el ámbito de la alimentación comprende todos los eslabones de la cadena alimentaria, lo que se conoce como “Del campo a la mesa”. En las últimas décadas se han originado nuevas demandas y necesidades que nos han planteado nuevos retos profesionales. Y eso nos ha llevado a desarrollar técnicas más eficaces, menos agresivas con el medio ambiente y más respetuosas con el bienestar animal. Se ha mejorado la trazabilidad y el control de la calidad de los alimentos, se han desarrollado técnicas de riego eficientes y obtenido semillas de nuevas variedades más productivas, más resistentes y con mejor sabor. En definitiva, se ha contribuido al desarrollo económico, social y ambiental de nuestra sociedad.

Su carrera profesional siempre ha girado en torno a la producción agraria. ¿Cree que es usted el prototipo de ingeniero agrónomo en el que piensa un profano cuando escucha el nombre de esta profesión?

No necesariamente. Nuestra formación multidisciplinar nos permite dedicarnos a ramas tan diversas como la bioenergía renovable, la gestión medioambiental, la acuicultura, la biotecnología, la lucha biológica contra plagas, la transformación de materias primas, la redacción de proyectos, la obtención de trámites administrativos, legalización de instalaciones, etc. Y aunque para un profano pueda parecer que la producción agraria es la acepción de esta profesión, la realidad es que es tan importante y necesario, por ejemplo, aquel que se dedica a gestionar ayudas europeas en organismos públicos como el profesor de una escuela universitaria o el integrante de un colegio oficial que defiende nuestros intereses.

Se ha avanzado muchísimo en materias como la biotecnología, la lucha biológica, la sanidad vegetal, la postcosecha, la seguridad alimentaria, el tratamiento y comercialización de alimentos, etc.

Ha trabajado en todos los lugares que un ingeniero agrónomo puede ocupar en la cadena de producción. ¿Cuál de ellos considera que es más difícil de gestionar?

En la ecuación de la producción agraria siempre hay más variables desconocidas que en otras especialidades y por lo tanto, bajo mi punto de vista, resulta más difícil obtener con acierto el resultado final inicialmente calculado. Casar tu producción con la demanda comercial teniendo en cuenta que se han de cumplir los a veces cambiantes requisitos de calidad, de clima, medioambientales, legales y económicos también resulta un capítulo interesante a la vez que apasionante.

¿Cuál de ellos cree que va a experimentar una mayor evolución en los próximos años?

En los próximos años van a evolucionar notablemente la automatización y la robotización de los almacenes hortofrutícolas, la gestión de la energía, el agua y las materias primas, la gestión de los residuos y aprovechamiento de subproductos, la obtención de la huella de carbono, la digitalización, el big data y la inteligencia artificial.

Considerando que mi generación ha pasado del uso del Rotring en las clases de dibujo técnico de la escuela de agrónomos en la UPV al visado telemático de proyectos en el COIAL, la evolución ha sido notable

¿Cómo está sobreviviendo la agricultura a la escalada de precios de la energía?

En un sector con los márgenes muy ajustados, la subida de la electricidad, el gas y todas las materias primas influyen de manera notable. Para contrarrestarlo a corto plazo, se minimizan consumos, se reajustan potencias contratadas, se implantan auditorías energéticas, se hace seguimiento de las mismas y se llevan a cabo cursos de formación para concienciar a los trabajadores. A más largo plazo, se planifica la implantación de energías renovables y su almacenamiento, se invierte en I+D+i y se desarrolla la economía circular, entendiendo como tal el tratamiento de residuos y subproductos para transformarlos en energía y en materia prima.

Lleva desde sus inicios profesionales vinculado a Bonnysa. ¿Cómo describiría los cambios que ha experimentado esta empresa en las dos últimas décadas?

Bonnysa es una empresa que lleva en su ADN la innovación. Desde nuestros inicios en 1956 hemos ido incorporando todas las novedades técnicas posibles y en la actualidad disponemos de un departamento propio de I+D+i inquieto por las novedades. En las últimas dos décadas hemos centrado nuestro foco en el aumento de la sostenibilidad, incorporando varias plantas de cogeneración con aprovechamiento de CO2 y una planta de biomasa que nos permiten aumentar la producción de los cultivos bajo invernadero, fomentar nuestra economía circular y disminuir la huella de carbono de la organización. También hemos puesto en marcha una industria de producción de productos de IV y V gama con productos innovadores como el tomate rallado fresco, el guacamole, etc. Nuestra intención es continuar investigando y avanzando para seguir siendo un referente en el sector.

Se han originado nuevas demandas y necesidades que nos han llevado a desarrollar técnicas más eficaces, menos agresivas con el medio ambiente y más respetuosas con el bienestar animal

¿Qué insumo agrario cree que va a presentar más problemas para la producción en los próximos años, el agua o la energía?

Ambas tienen mucha importancia en agricultura, aunque diría que asegurar el suministro de agua presenta más problemas que el reto energético. El ciclo hídrico consta de los procesos de captación, almacenamiento, tratamiento y distribución, sin olvidar la depuración y la reutilización, y la ingeniería agronómica es fundamental en cada una de estas fases para optimizar el rendimiento hidráulico. Es importante, además, dimensionar correctamente los sistemas de reserva, interconectarlos y planificar nuestra demanda a medio plazo para poder gestionarla con garantías en caso de externalidades no contempladas.

¿Cómo definiría la evolución que ha experimentado nuestra profesión en las últimas décadas?

Considerando que mi generación ha pasado del uso del Rotring en las clases de dibujo técnico de la escuela de agrónomos en la UPV al visado telemático de proyectos en el COIAL sin olvidar la actual digitalización del conjunto de biosistemas, con sensores que nos ofrecen información del cultivo a tiempo real, uso de big data e inteligencia artificial, la evolución ha sido notable. Se ha avanzado muchísimo en materias como la biotecnología, la lucha biológica, la sanidad vegetal, la postcosecha, la seguridad alimentaria, el tratamiento y comercialización de alimentos, etc. Esta evolución queda reflejada en ferias hortofrutícolas como Fruit Attraction, con más de 1.300 empresas y 65.000 visitantes profesionales que nos hace sentir orgullosos de nuestra profesión.

¿Qué amenazas acechan a la profesión?

En la actualidad se cuenta con pleno empleo dado que hay más ofertas que ingenieros agrónomos acaban su máster habilitante. Esto hace peligrar el avance de la economía agraria circular, ya que son necesarios profesionales que trabajen en la investigación e innovación interconectando tecnología, ciencia y naturaleza con el objetivo de producir alimentos de calidad de manera eficiente y sostenible. A pesar de ello, faltan jóvenes estudiantes que decidan encaminar sus pasos hacia la ingeniería agronómica y es por tanto importante dar a conocer las áreas de actuación de esta profesión, que tiene un gran recorrido de futuro. Desde aquí doy las gracias al COIAL por trabajar con el objetivo de dotar a este colectivo de un mejor prestigio social.

¿A qué retos nos enfrentamos?

Nos enfrentamos a diversos retos. Mejorar la baja rentabilidad de las explotaciones agrícolas, asegurar el relevo generacional del sector primario y retener el talento. Así mismo, destacaría la importancia de consolidar y perpetuar este sector destinado a conseguir un mayor índice de autoabastecimiento hídrico, energético y de materias primas. No olvidemos que luchar contra la despoblación rural no atiende únicamente a motivos socioeconómicos, sino que apostar por la producción local frente a la competencia desleal, por ejemplo, de países del norte de África, limita las importaciones de productos agroalimentarios y esto redunda en una reducción de la huella de carbono, en un aumento del empleo y en una mejor conservación de los ecosistemas locales.

Desde aquí doy las gracias al COIAL por trabajar con el objetivo de dotar a este colectivo de un mejor prestigio social

¿Cuáles son los sectores de futuro para los ingenieros agrónomos?

Todos los que permitan aplicar tecnologías que compatibilicen el difícil binomio que existe entre sostenibilidad ambiental y rentabilidad.