“El big data está transformando la industria agronómica”

Esther López-Pérez tiene un trabajo con un nombre tan pintón que vamos a escribirlo en inglés, tal como ella lo tiene en LinkedIn: Geoespatial Data Scientist in Natural Resources. Es decir, que a través de imágenes vía satélite, nuestra compañera es capaz de estimar, de manera muy precisa, el uso de agua en la agricultura. Para ello dispone de diferentes herramientas, como los Sistemas de Información Geográfica (SIG), software estadístico o tratamiento de big data. Con todo este arsenal tecnológico, la ingeniería agronómica tiene un poco más fácil la adaptación al cambio climático y la transformación del modo en que producimos alimentos. Esther es una ingeniera agrónoma altamente especializada y conoce bien las ventajas de trabajar con nuevas tecnologías. Por ello, pide más celeridad en aplicarlas a los cultivos en nuestro país.

¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?

Pienso que la sociedad no percibe la actividad real del ingeniero agrónomo. A pesar que es una de las ingenierías más antiguas, y que de ella dependen los alimentos que consumimos en nuestro día a día, el abanico de actividades que ejercemos es tan amplio que diluye su identidad enmascarándolo en otros ámbitos.

¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?

Es importante que la profesión pueda adaptarse a los cambios que sufre la industria, como la adopción de las nuevas tecnologías y los retos del cambio climático. Para mí, sin duda, la clave del éxito es la especialización y la capacidad de nuestra profesión de ser muy transversal a distintas disciplinas y ámbitos; desde luego que las relaciones interdisciplinarias y aquellas especializaciones harán que nuestro sector profesional sea clave para asumir los retos de futuro de nuestra sociedad.

Nuestra profesión debe trabajar todavía más la transparencia y la comunicación con los ciudadanos, mantenerlos informados de la cadena y procesos a que son sometidos los alimentos

¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?

En general, atendiendo a sus necesidades. Se ha mejorado mucho la información con la que los productos llegan a nuestras manos. Sin embargo, nuestra profesión debe trabajar todavía más la transparencia y la comunicación con los ciudadanos, mantenerlos informados de la cadena y procesos a que son sometidos los alimentos desde su origen hasta que llegan a nuestros hogares. En el estudio en el que estoy implicada, contamos con la ciencia ciudadana. Trabajamos con talleres y reuniones con el objetivo de fomentar el diálogo entre los participantes, dar a entender el estudio que realizamos, transmitirles cómo los datos son usados y cómo sus contribuciones beneficiarán a un manejo sostenible de las aguas subterráneas.

¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?

En general, los ingenieros agrónomos hemos aportado significativos avances en incrementar la producción de alimentos, en el desarrollo de la agricultura ecológica, en la mejora de los cultivos con el desarrollo de nuevas variedades, en la optimización del uso de agua con instalaciones de riego más eficientes mediante la gestión de uso. Se ha trabajado en desarrollar prácticas para mitigar y adaptar los impactos del cambio climático. Se ha contribuido al desarrollo rural, y existen programas internacionales que han reducido la malnutrición en muchas partes del mundo.

Desarrollo modelos predictivos para estimar el área regada y otros factores que pueden afectar a los sistemas de aguas subterráneas a través de inteligencia artificial

Actualmente te dedicas a la gestión sostenible de aguas subterráneas. ¿En qué se basa tu actividad profesional?

Mi actividad principal es analizar datos a través de herramientas y técnicas relacionadas a estimar el uso de agua en la agricultura. Utilizo herramientas de software estadístico y Sistemas de Información Geográfica (SIG) para mapear y visualizar datos del uso de agua en la agricultura en relación a otras variables ambientales. Estas herramientas me permiten desarrollar modelos predictivos para estimar el área regada y otros factores que pueden afectar a los sistemas de aguas subterráneas a través de inteligencia artificial. Parte de mi actividad se basa en colaborar con otros socios para implementar metodologías comunes en países con escasez de datos e incipiente tecnología como es el caso de Marruecos y Portugal. 

Trabajas con datos obtenidos a través de satélite. ¿Los ciudadanos de a pie somos conscientes de que hay tanto metal flotando por encima de nuestras cabezas?

Aunque cada vez es más frecuente oír sobre estas tecnologías, realmente todavía existe un gran desconocimiento de lo que hay volando sobre nuestras cabezas y de la gran información que nos puede aportar. Esto ocurre tanto en ámbitos profesionales como con ciudadanos de a pie. Una de mis fuente de datos del estudio está basada en imágenes satelitales, a partir de las cuales se obtiene información de la superficie del terreno mediante teledetección. Esta información nos permite monitorear cambios a través del tiempo e identificar áreas susceptibles de mejora. Algo a destacar es que mucha de esta información son datos de libre uso que la Agencia Espacial Europea (ESA) pone a disposición de todos los ciudadanos.

Una de mis fuente de datos del estudio está basada en imágenes satelitales, a partir de las cuales se obtiene información de la superficie del terreno mediante teledetección

¿Cuáles son las principales aplicaciones de las imágenes satelitales en la ingeniería agronómica?

Las imágenes de satélite tienen un amplio rango de aplicaciones en la ingeniería agronómica. Por ejemplo, permiten monitorear el crecimiento y la salud de los cultivos y ayudan a los productores a tomar decisiones sobre cuánto y cuándo aplicar agua y fertilizantes. También se puede estimar el rendimiento de los cultivos, lo que puede ayudar a planear su cosecha y desarrollar estrategias de negocio. Permiten conocer propiedades del suelo como el contenido de humedad, importante en la gestión de riego. Además, y entre otras, puede servir para la detección de enfermedades y plagas en los cultivos, monitorear patrones climáticos e incluso predecir futuros eventos climáticos.

¿Por qué decidiste empezar a trabajar en el ámbito profesional en que te mueves?

Cuando finalicé los estudios, y cuando estas tecnologías apenas circulaban entre nosotros, cursé un postgrado especialista en ‘SIG en agricultura, medio ambiente, fauna y flora’ en el extranjero y a partir de ahí he ido adquiriendo y adaptando mis conocimientos de forma constante conforme la tecnología ha ido avanzando. La formación agronómica y medioambiental apoyada en estas tecnologías ha sido una gran oportunidad que me ha abierto un abanico de posibilidades. Aunque no siempre fue fácil, la adquisición de la tecnología es una tarea que ha ido ganando espacio, pero es lenta, incluso a día de hoy, en nuestro país. En nuestro sector la encontramos de manera residual.

En nuestras manos está emplear la inteligencia natural para que este desarrollo sea lo más adecuado posible y nos permita gestionar la tierra y los recursos de forma eficiente y sostenible

¿Cómo está influyendo el big data en la agricultura?

El big data está transformando la industria agronómica, dotando a productores, investigadores e ingenieros agrónomos de una amplia cantidad de datos que pueden ser analizados para tomar decisiones mejor informadas. Big data es usado como soporte de decisiones, ya que permite analizar grandes cantidades de datos e identificar patrones y tendencias en rendimientos de cultivos, salud del suelo, y el cambio climático. Por ejemplo, se utiliza para analizar información de múltiples fuentes como los sensores, satélite, drones, tipos de suelo o patrones climáticos. Todo ello da nombre a la llamada agricultura de precisión. Es una información muy útil en proyectos de investigación y en el desarrollo de nuevas tecnologías.

¿Cómo será la ingeniería agronómica aplicada a cultivos dentro de veinte años?

Es difícil concretar esta pregunta. Sin embargo, con el reciente avance de la IA, todo parece indicar que habrá un salto enorme de lo que conocemos hoy a lo que será en 20 años. Ahora bien, en nuestras manos está emplear la inteligencia natural para que este desarrollo sea lo más adecuado posible y nos permita gestionar la tierra y los recursos de forma eficiente y sostenible.

¿Cómo definiría la evolución que ha experimentado nuestra profesión en las últimas décadas?

La evolución de los ingenieros agrónomos en las últimas décadas ha sido muy significativa. En general, su rol ha ayudado a concienciar de las preocupaciones ambientales, de los cambios en los patrones mundiales de producción y el consumo de alimentos. En el futuro, es probable que sea aún más importante para garantizar la sostenibilidad y la productividad del sistema alimentario mundial.

¿Qué amenazas acechan a la profesión?

Se espera que el cambio climático tenga un impacto significativo en la agricultura, cambiando patrones climáticos, sequías, inundaciones y eventos extremos, que cambiarán la producción y manejo de los cultivos. En nuestras manos está desarrollar nuevas tecnologías y prácticas para ayudar a los productores a adaptarse a estos cambios. También existe el riesgo de que los profesionales del sector no se adapten a las nuevas tecnologías en constante evolución y se vuelvan obsoletos si no se mantienen al día con los últimos avances. La globalización ha llevado a una mayor competencia en la industria agronómica, y eso pone presión al sector para desarrollar prácticas que ayuden a los productores a ser competentes.

El big data se utiliza para analizar información de múltiples fuentes como los sensores, satélite, drones, tipos de suelo o patrones climáticos. Todo ello da nombre a la llamada agricultura de precisión

¿A qué retos nos enfrentamos?

La profesión se enfrenta a varios retos que es necesario abordarse para garantizar la producción sostenible de los alimentos y el desarrollo agrícola. El principal y el que más preocupa es la seguridad alimentaria frente a un aumento de población, y su adaptación al cambio climático. Otro de los retos y al mismo nivel de importancia es el agotamiento de los recursos naturales, incluyendo el agua, la tierra y los combustibles fósiles. Los ingenieros agrónomos necesitamos desarrollar tecnologías y prácticas agrarias que ayuden a los productores a producir más con menos recursos, y asegurar una alimentación saludable, nutritiva y accesible para todos.

¿Cuáles son los sectores de futuro para los ingenieros agrónomos?

Existen varios sectores que tienen un futuro prometedor para los ingenieros agrónomos como es la agricultura de precisión, que haciendo uso del big data y las nuevas tecnologías pueden optimizar las prácticas agrícolas e incrementar los rendimientos. Otro sector prometedor es la agricultura sostenible, con el desarrollo de prácticas que minimicen los impactos ambientales, permitan conservar los recursos naturales y mejorar la salud del suelo. Debido a que cada vez hay más gente viviendo en las ciudades,  también seremos clave en la gestión y el desarrollo de prácticas que permitan cultivar en ambientes urbanos.