“Los ingenieros agrónomos llevamos la sostenibilidad en nuestro ADN”

A pesar de no haber cumplido aún los cincuenta años, Juan José Mayans, doctor Ingeniero Agrónomo por la UPV, acredita una dilatada trayectoria profesional a sus espaldas. Es funcionario de carrera de la Diputación de Valencia, donde ejerce como jefe de la Sección de Agua y Residuos Sólidos Urbanos. Acumula experiencia en servicios municipales de agua y residuos, gestión forestal y medioambiental y fue director técnico del proyecto de biomasa del Ayuntamiento de Serra. Más de 25 años redactando proyectos y dirección de obra pública y privada le han hecho un experto en el sector primario y el medio natural.

¿Cómo cree que percibe la sociedad a los ingenieros agrónomos?

Sinceramente, creo que la sociedad en general no percibe a los ingenieros agrónomos. En mis tiempos de universidad, los compañeros de otras escuelas nos preguntaban con sorna si hacíamos prácticas de uso de azada o de conducción de tractor. Nuestro trabajo pasa muchas veces desapercibido. Sin embargo, contribuimos a que nos podamos alimentar y disfrutar de placeres como beber una copa de buen vino. Pero es justo reconocer que tanto el sector primario como cierta parte de la administración pública son muy conscientes de la necesidad, capacidad y conocimiento técnico que aportan los ingenieros agrónomos.

¿Cuáles cree que son las claves del éxito en nuestra profesión?

Los ingenieros agrónomos abarcamos una gran cantidad de áreas de trabajo que son casi siempre transversales y multidisciplinares. Precisamente esta transversalidad, y por tanto una capacidad de adaptación que prácticamente se enseña desde la universidad, hacen de los ingenieros agrónomos unos técnicos versátiles y ágiles aunque sólidos en la toma de decisiones basadas en el conocimiento y la experiencia.

Los ingenieros agrónomos dominamos multitud de disciplinas vinculadas a la producción agrícola y al aprovechamiento de los residuos que nos hacen idóneos para el diseño de estrategias de economía circular.

¿Cómo se ha conseguido ganar la confianza de los ciudadanos?

En primer lugar escuchando, para entender con exactitud cuál es la necesidad o problema que tiene el ciudadano y cuál es el mejor modo de resolverlo. En segundo lugar, aportando soluciones contrastadas basadas en la técnica, en la ciencia y en la experiencia, y que además resulten económicamente viables y medioambientalmente sostenibles.

¿Qué hemos aportado a la sociedad a lo largo de las últimas décadas?

La aportación de los ingenieros agrónomos al sector agroalimentario es inmensa. El salto tecnológico y en seguridad alimentaria ha permitido que incluso en una época de pandemia como la que estamos pasando no haya escasez de alimentos ni de agua. Pero además, hemos trasladado a la sociedad la importancia que tiene el medio natural y el mundo rural en nuestro modo de vida y lo fundamental que es su protección y pervivencia.

¿Somos la profesión que más tiene que decir en el desarrollo de la economía circular?

Sin duda todo comienza y acaba en la tierra. Los ingenieros agrónomos dominamos multitud de disciplinas vinculadas a la producción agrícola y al aprovechamiento de los residuos que nos hacen idóneos para el diseño de estrategias de economía circular.

¿Qué papel hemos de jugar en el tratamiento de residuos?

Los ingenieros agrónomos estamos preparados para jugar todos los papeles en el sector de los residuos, desde el diseño y proyección de procesos de tratamiento de residuos, remontando en la cadena hasta la definición de procesos productivos sostenibles que generen menos residuos que tratar. No podemos olvidar que por nuestra formación, somos además expertos en la transformación a compost de la famosa Fracción Orgánica de los Residuos Sólidos y de los lodos procedentes de la depuración de aguas residuales.

La digitalización y la sostenibilidad medioambiental son dos pilares fundamentales prácticamente omnipresentes en todos los proyectos de ingeniería.

¿Nos queda mucho para maximizar el aprovechamiento de los recursos silvícolas?

En general, la situación del sector forestal y silvícola en nuestro país no es buena, pero si además nos fijamos en su situación en la comunidad Valenciana es más preocupante. Es cierto que en los últimos años, el concepto de aprovechamiento energético de la biomasa forestal ha ganado protagonismo, y que las administraciones han tomado conciencia sobre la importancia de la gestión forestal. Sin embargo, el abandono de cultivos en áreas rurales provoca un crecimiento descontrolado de la masa forestal que deriva en un mayor riesgo de incendio y en última instancia, en incendios forestales que sobrepasan la capacidad de extinción de la que disponemos.

¿Qué estrategias podemos liderar los ingenieros agrónomos para maximizar el aprovechamiento de la biomasa? 

Hay que articular estrategias multisectoriales en zonas agroforestales, de modo que la activación del sector forestal a través de la gestión forestal sostenible permita un aprovechamiento energético de la biomasa residual. De ello se derivan unos ahorros económicos que podrían ser reinvertidos en la generación de empleo rural para gestionar el monte de modo sostenible y para reducir el riesgo de incendio. De este modo se aseguraría la supervivencia y el modo de vida del mundo rural e incluso atraería a nuevos habitantes. El objetivo es implantar verdaderas transformaciones del modelo energético en áreas rurales para hacerlas menos dependientes de combustibles de origen fósil y aprovechar energéticamente los diversos residuos generados y otros que proceden de las necesarias labores agrícolas y de gestión forestal.

Empatía, paciencia y capacidad de trabajo en equipo son hoy en día fundamentales para la resolución de problemas complejos en los que intervienen equipos multidisciplinares.

¿Cómo vamos con la gestión de agua potable para el consumo humano?

El agua en nuestra región es un recurso tradicionalmente escaso. Lamentablemente, desde hace algunos años, en lo que se refiere al servicio de suministro de agua potable domiciliaria, las inversiones en renovación de la red han sido claramente insuficientes: más del 40% de la red tiene más de 40 años. Por tanto, es necesario que la sociedad entienda que si no se invierte en la renovación de las infraestructuras –aunque no se vean– ligadas al ciclo integral del agua, éstas no podrán cumplir, para las generaciones futuras, con el objetivo para el que se diseñaron: poner a disposición de los ciudadanos, en los grifos de sus casas, agua potable corriente con sobrada garantía sanitaria. Todo un privilegio de la sociedad avanzada que parecemos olvidar. Las inversiones de renovación de las redes de agua potable son por tanto fundamentales para evitar pérdidas y mejorar la eficiencia hídrica de los sistemas. Del mismo modo, debemos tender a optimizar la eficiencia energética de las instalaciones y el ajuste de los costes de operación de los servicios de suministro de agua potable.

¿Considera que ese privilegio del que habla, disponer de agua corriente en casa, es demasiado caro?

Es normal escuchar quejas sobre el precio del agua, pero si pensamos que por menos de 2 € tenemos a nuestra disposición 1.000 litros de agua potable corriente sanitariamente segura, incluidos los costes de evacuación y tratamiento del agua residual, el coste que pagamos es simplemente ridículo en comparación con las ventajas que nos aporta. Todos pagamos sin rechistar cuotas de plataformas de TV, o móviles de última generación, y sin embargo estos no son fundamentales para la vida. El agua sí lo es. La reutilización del agua residual es una materia fundamental en un escenario de escasez hídrica, y en este asunto hay que decir que la administración pública tiene trabajo pendiente.

¿Cómo definirías la evolución que ha experimentado nuestra profesión en las últimas décadas?

La versatilidad de los ingenieros agrónomos y su capacidad de adaptación han permitido a la profesión evolucionar en paralelo a las necesidades de la sociedad. En todo caso, pienso que la profesión ha dado un salto importante en cuanto a los campos de trabajo que se han de dominar. La digitalización y la sostenibilidad medioambiental son dos pilares fundamentales prácticamente omnipresentes en todos los proyectos de ingeniería. Los ingenieros agrónomos llevamos la sostenibilidad en nuestro ADN. Por eso, la incorporación digital ha venido obligada y ha sido acogida por la profesión con gran éxito.

¿A qué retos nos enfrentamos?

El ingeniero agrónomo de hoy en día, además de ser un experto en sus áreas de trabajo, ha de demostrar capacidades que no se enseñan en la escuela y que están más relacionadas con el trato con las personas y la inteligencia emocional. Empatía, paciencia y capacidad de trabajo en equipo son hoy en día fundamentales para la resolución de problemas complejos en los que intervienen equipos multidisciplinares. La formación continua debe ser una parte más de nuestra rutina laboral. Aplaudo el esfuerzo que en este sentido hace el COIAL, ofreciendo formación tanto sobre materias tradicionales como sobre las últimas tendencias. Destacar que frente a los retos futuros a los que nos podamos enfrentar da mucha tranquilidad saber que detrás de todos nosotros está el COIAL y su ingente labor para la promoción y defensa de la profesión y de sus colegiados.

Los sectores de futuro son aquellos relacionados con la alimentación, el medio ambiente, el desarrollo rural, la gestión del espacio natural, las energías renovables y por supuesto, la gestión hídrica y de los residuos.

¿Cuáles son los sectores de futuro para los ingenieros agrónomos?

Sin duda, los sectores de futuro son aquellos relacionados con la alimentación, el medio ambiente, el desarrollo rural, la gestión del espacio natural, las energías renovables y por supuesto, la gestión hídrica y de los residuos. La sociedad actual debe entender la importancia del sector primario, sobre todo el local: de su protección y supervivencia depende la nuestra. En caso de apagón digital o de escasez de suministros, es el sector primario local el que nos da de comer, puesto que el ser humano moderno urbanita no sabe cazar ni cultivar sus alimentos, para alimentarse solo sabe ir al supermercado. Y es el sector primario el que llena los supermercados. Por tanto, la dignidad, la protección y el reconocimiento del sector primario de proximidad y sus actores, entre los que se encuentran los ingenieros agrónomos, es simple y llanamente fundamental para la vida tal y como la conocemos actualmente.