Partners13/07/2020

La lucha contra el desperdicio alimentario: tecnología en postcosecha

  • El gran reto, liderado por los ingenieros agrónomos, para mejorar la sostenibilidad en el sistema alimentario, pasa por buscar soluciones que minimicen el desperdicio alimentario
  • «No tiene sentido producir en cantidades masivas, con los recursos que ello supone, para que los productos acaben en la basura y muchos agricultores se vean perjudicados. Por ello, el compromiso apunta a productos y tecnología que hagan los procesos de producción y postcosecha más eficientes» Decco Ibérica

En un contexto de cambio climático y donde los cultivos de nuestros agricultores se ven perjudicados por factores externos, es importante focalizar en la conservación de las frutas y verduras. De esta forma, se mantienen en mejor estado por más tiempo y permite su comercialización con el mercado nacional e internacional.

El sector de las frutas y hortalizas ha experimentado notables cambios en los últimos años. Ahora las empresas del mercado están más preocupadas por el desperdicio alimentario. Una inquietud que ha estado siempre presente en la misión de nuestro partner Decco Ibérica desde hace más de 50 años. El desperdicio de alimentos y la pérdida de alimentos se han convertido en los últimos años en dos temas con mucha repercusión en la opinión pública. Dos realidades similares, pero que tienen matices distintos.

¿Diferencias entre pérdida de alimentos y desperdicio alimentario?

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) establece una clara distinción entre estas dos realidades.

Esta institución afirma que la pérdida de alimentos se refiere a “cualquier alimento que se descarta, incinera o desecha de otra manera a lo largo de la cadena de suministro de alimentos desde la cosecha/sacrificio/captura. Pero excluyendo el nivel minorista y no vuelve a ingresar en ninguna otra utilización productiva, como alimento o semilla”.

En cambio, el desperdicio de alimentos se refiere a “la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores”.

Como podemos apreciar en estas dos definiciones, el desperdicio de alimentos pondría el foco en el comportamiento del mercado minorista y los consumidores. Y la pérdida de alimentos en la manera de actuar de la distribución y los productores agrícolas en la postcosecha. Un comportamiento que, en términos generales, está haciendo que, según recoge el índice de pérdidas de alimentos (FLI) de la FAO, aproximadamente el 14% de los alimentos del mundo se pierdan después de la cosecha. Un índice que no incluye el desperdicio producido en el nivel minorista.

La solución a la pérdida de alimentos

La industria es consciente que no se pueden mantener los índices de pérdidas de alimentos actuales y está trabajando en soluciones innovadoras que aumenten la sostenibilidad y el aprovechamiento de los alimentos postcosecha.

Decco Ibérica ofrece a almacenes de frutas y distribuidoras tecnología y productos postcosecha para evitar el desperdicio alimentario y la pérdida de alimentos y también para aumentar la sostenibilidad del proceso. Proporcionan a sus clientes tratamientos fungicidas, ceras para garantizar la apariencia y evitar daños en los productos durante su transporte, coadyuvantes, maquinaria postcosecha avanzada con tecnología exclusiva, etc.

Los sistemas de I+D se amoldan a las necesidades específicas de cada momento y cliente y su foco es aportar valor en cada paso de la cadena de suministro.

Desde la cosecha, objetivo de proteger a los cultivos de la incidencia solar. Central hortofrutícola con todo lo que conlleva el proceso de postcosecha, fase de almacenamiento:evitar la descomposición, pérdida de firmeza, reducción de escaldaduras y la germinación. Hasta el transporte importante  para mejorar la sanitización, el nivel de etileno y control del podrido en la fase de transporte de las frutas y hortalizas desde los almacenes hasta los puntos de venta. Controlar la cadena del frío para garantizar el buen estado del producto.